martes, 1 de diciembre de 2009

CAPÍTULO IX: LA CAPTURA DE ÓSCAR RAMÍREZ DURAND

Siendo Oscar Ramírez Durand (a) “Feliciano” el cabecilla más emblemático delbloque escisionista”Proseguir”, facción denominada también “Sendero Rojo”, como ya se ha señalado el esfuerzo de búsqueda de información de la Comunidad de Inteligencia debía estar prioritariamente orientado a lograr su ubicación y captura, para lo cual el general Julio Salazar Monroe como jefe del SIN, estando a la recomendación que le formulara, decidió impulsar y apoyar los trabajos de inteligencia del Departamento de Subversión del Servicio de Inteligencia Nacional, a fin de poder ubicar a “Feliciano”, reforzando con un experto de alto nivel a dicho órgano que era el área encargada dentro de esta institución para centralizar toda la información e inteligencia disponible en la lucha contra las redes terroristas, ejerciendo la función de ente rector del Sistema de Inteligencia Nacional (SINA).
El perfil profesional de dicho especialista debía tener dos características fundamentales:
—Primero, ser diplomado en inteligencia y haber prestado servicios en la Comunidad de Inteligencia dentro del área de Contraterrorismo;
—Segundo, tener la especialidad de comando dentro del Ejército Peruano.
Visto el perfil requerido y efectuada la búsqueda en el Escalafón del Ejército, el oficial superior que tenía esa ocupación militar en dicha institución era el entonces coronel EP Eduardo Fournier Coronado. Fournier era diplomado en los cursos de Inteligencia Básica, Superior e Inteligencia Estratégica y había prestado servicios en el SIN entre los años de 1992 a 1994 a cargo del área de Contraterrorismo. Es un oficial estudioso y buen analista de inteligencia, escritor prolífico, autor de varias obras en que plasma su experiencia en el campo de inteligencia. Asimismo, se ha graduado en el Curso Regular de Comandos e Instructor de la Escuela de Comandos del Ejército. Era, pues, el oficial de inteligencia que reunía el perfil requerido para cumplir la misión especial de ubicar a “Feliciano”.Elegido el especialista de inteligencia, y después de las respectivas coordinaciones con el comando del Ejército, el 11 de diciembre de 1997 se presentó en el local del SIN el coronel Fournier solicitando entrevistarse con mi persona. Le transmití personalmente, y por encargo del general Salazar Monroe, su inmediato cambio de colocación a nuestro organismo de inteligencia para que asumiera la jefatura del Departamento de Subversión, cuya misión –en base a la directiva del presidente Fujimori– sería a partir de ese momento planificar, centralizar, dirigir y controlar todas las actividades de inteligencia del SIN orientándolas a la ubicación y posterior captura de Oscar Ramírez Durand (a) “Feliciano”. La captura de “Feliciano” era necesaria para lograr la desarticulación del bloque escisionista “Proseguir” que venía operando en el Valle de los Ríos Apurímac y Ene (VRAE).En marzo de 1998, la jefatura del SIN, estando a la nueva directiva presidencial del ingeniero Fujimori y actualizando documentos anteriores, emitió la Directiva N° 003-98-SIN.01 cuyo objeto era normar las relaciones de coordinación de los órganos del SINA que participan en la lucha contra el terrorismo, factor de perturbación de la seguridad nacional. La finalidad de esta directiva era darle dirección, coordinar y efectivizar las actividades de inteligencia que realizan los componentes del SINA a fin de contribuir de manera eficaz con el cumplimiento de los objetivos del Supremo Gobierno en materia de Pacificación Nacional.Como alcance de dicha directiva se determinó que sea de observancia obligatoria por todos los órganos del SINA en la lucha contra las redes y coaliciones terroristas, debiendo comprenderse a:
• Departamento de Subversión del Servicio de Inteligencia Nacional (SIN) bajo la jefatura del coronel EP Eduardo Fournier Coronado.
• División de Inteligencia del Estado Mayor de las Fuerzas Armadas (DIEMFA).
• Dirección General de Inteligencia del Ministerio del Interior (DIGIMIN).
• Dirección de Inteligencia del Ejército (DINTE).
• Dirección de Inteligencia de la Marina de Guerra del Perú (DINTEMAR).
• Dirección de Inteligencia de la Fuerza Aérea del Perú (DIFAP).
• Dirección de Inteligencia de la Policía Nacional del Perú (DIRIN).
De acuerdo al protocolo vigente el Departamento de Subversión del SIN, en base a la citada directiva de la jefatura, formuló varios planes de operaciones de inteligencia y contrainteligencia contra el terrorismo conocidos por las siglas POICT. La misión de estos planes era ubicar diversos objetivos de las redes terroristas que venían operando en distintas áreas geográficas del país.Conforme a ello, uno de los planes formulados por el coronel Fournier fue el POICT N° 003, denominado con el código de “Solitario”. Este plan tenía como misión específica lograr la ubicación y posterior captura de Oscar Ramírez Durand (a) “Feliciano”, quien normalmente se movilizaba entre los departamentos de Ayacucho y Junín, departamentos donde venía operando el bloque escisionista “Proseguir” bajo su liderazgo.En cumplimiento a dicho POICT el Departamento de Subversión, bajo la jefatura del coronel Fournier, fue el área al interior del SIN que tuvo la responsabilidad de dirigir y ejecutar todas las operaciones de inteligencia que estimara necesarias para cumplir con su misión de ubicar a “Feliciano”.Ahora bien, considerando el principio de especialidad, o especialización, la Dirección de Inteligencia Naval (DINTEMAR) venía realizando inteligencia de comunicaciones (COMINT) sobre las comunicaciones radiales en HF que efectuaba la red terrorista Sendero Luminoso en el país, obteniendo de este modo valiosa información a través de ese procedimiento técnico. Sin embargo, este tipo de trabajo tenía una limitación, pues se requería identificar las voces de los senderistas que se comunicaban radialmente en HF, lo que obligó a la conformación de un banco de voces en el que se almacenaban progresivamente las que eran identificadas, para luego ser cotejadas mediante un programa especial informático —a cargo de expertos en la materia— con otras voces de similares decibeles, a fin de poder detectar con dicha técnica la identidad de quienes utilizaban ese medio de comunicación, y luego fijar sus coordenadas en el terreno.Estando a los principios de fluidez, precisión, oportunidad y eficacia que regían las acciones del Sistema de Inteligencia Nacional durante el gobierno del presidente Fujimori, la producción de inteligencia de la Dirección de Inteligencia Naval era remitida en tiempo real por el canal de inteligencia al Servicio de Inteligencia Nacional. Allí, bajo el principio de concentración, se centralizaba la conducción de toda la inteligencia disponible en la comunidad de inteligencia peruana, para producir a su vez bajo los principios de celeridad y unidad de dirección, la inteligencia requerida a nivel nacional, dominio o campo de actividad y operativo en función de los criterios y políticas determinadas por el Presidente de la República en su calidad de presidente del Consejo de Defensa Nacional.Conforme a ello, la DINTEMAR, bajo la dirección del contralmirante AP Manuel Arriarán Medina, logró en el primer trimestre de 1998 identificar cuál de las voces que tenía registrada pertenecía a Oscar Ramírez Durand (a) “Feliciano”. Una vez confirmada, procedió a profundizar el trabajo de inteligencia sobre las comunicaciones radiales que realizaba el cabecilla de “Proseguir” con los comandos del comité regional centro, que venían operando entre Junín y Ayacucho, para tratar de ubicarlo en el terreno con la inteligencia de señales y mediante el procedimiento de radiogonometría.Este trabajo permitió conocer determinadas posiciones geográficas que indicaban que “Feliciano” se movilizaba básicamente por el distrito de San Martín de Pangoa, provincia de Satipo, peropor su eventualidad no se podían fijar como para desarrollar un esquema de trabajo sistemático y continuo en el que los equipos de inteligencia de radiogonometría instalados en Pucallpa y Satipo tuvieran una comunicación radial más o menos fluida en el tiempo. Esto último era indispensable para ubicar la posición exacta de “Feliciano” en el terreno, debido a que éste, muy astutamente y para despistar, evitaba hablar por la radio para comunicarse con sus elementos de maniobra, y en cambio utilizaba a terceros. Había que esperar. Era un trabajo de largo aliento y de mucha paciencia. Entre otras cosas, en eso consiste el arte de inteligencia: en esperar.
A partir del 27 de junio de 1998 los equipos de inteligencia de radiogonometría de la DINTEMAR, instalados uno en Pucallpa y el otro en Satipo, lograron fijar los movimientos de “Feliciano” y su pelotón de seguridad en el propio Vizcatán, punto desde el que comenzó a movilizarse hasta que llegó a la localidad de Carrizales el 15 de agosto de 1998. Allí permaneció oculto en algún lugar de dicha zona hasta el 8 de marzo de 1999. Desde ese punto, y actuando encubierto, “Feliciano” comenzó a operar con el bloque escisionista “Proseguir”, pero fiel a su estilo, dispuso el envío de diversas comisiones a Lima y a Huancayo, en búsqueda de Ernestina Hinostroza Canchari (a) “Estela”. Esta mujer era su pareja preferida, el amor tormentoso que lo convirtió en un auténtico “varón domado”, tanto así que al jalar el hilo —desde su vivienda en Ate— para que saliera del escondite en Vizcatán, llegó desesperado por ella y allí cayó detenido. El equipo de inteligencia “Villar” —que debió su nombre a Esther Villar, autora de “El varón domado”— de la Dirección Nacional de Operaciones Sicológicas del SIN realizó una extraordinaria estrategia de manipulación para capturar al donjuanesco terrorista. Ello, por lo anecdótico, divertido e ilustrativo de la vida amorosa y sexual de los terroristas, será materia de otro libro, que escribiremos en su momento. Oscar Ramírez Durand (a) “Feliciano” cabecilla más emblemático del bloque escisionista “Proseguir”, fue capturado luego de un minucioso plan de inteligencia por el Ejército Peruano.
El 13 de abril de 1999, el contralmirante AP Manuel Arriarán Medina remite al SIN el reporte de una interceptación radiogonométrica en que estaba la última posición geográfica de “Feliciano” y los desplazamientos que había efectuado hasta ese momento. Al recibir dicho documento convoqué de inmediato al general Fournier a las oficinas de la Alta Dirección, a fin de entregarle esa información de absoluta credibilidad, en razón de que era el funcionario encargado de dirigir y controlar todas las operaciones de inteligencia del SIN con el objetivo de fijar en el terreno a “Feliciano” para su posterior captura.El general Fournier, quien había ascendido a dicho grado desde el 01 de enero de 1999, con el profesionalismo que lo caracteriza, pues era el primer y único general del Arma de Inteligencia en el Ejército Peruano, siguiendo las instrucciones recibidas, dispuso la elaboración de tres cartas de situación, donde sobre el mapa del departamento de Junín, provincia de Satipo, se colocó un acetato plástico especial) y en él se graficaron los movimientos realizados presuntamente por “Feliciano” y los senderistas que lo seguían. Estas tres cartas se iban actualizando cada vez que la DINTEMAR lograba obtener una interceptación radiogonométrica y dicha información obtenida por esos medios técnicos de recolección era complementada e integrada por la HUMINT, es decir la inteligencia obtenida por fuentes humanas.De las tres cartas de situación, una se ubicó en el despacho del jefe del SIN, contralmirante AP Humberto Rosas Bounicelli, otra en mi propia oficina y la tercera permanecía en el Departamento de Subversión a cargo de Fournier. El mayor EP José Mavila Chauca, un oficial del SIN especialista en operaciones de inteligencia contra redes terroristas, fue el funcionario encargado de llevar actualizadas las tres cartas de situación al desempeñarse como analista en el Departamento de Subversión. Mavila actuaba bajo la supervisión del coronel de la Policía José Haro Iparraguirre, ejecutivo de dicho departamento.Por razones propias del compartimentaje que rige las actividades de cualquier organismo de inteligencia, sólo tenían acceso a esas cartas de situación el general Fournier, el coronel Haro, el mayor Mavila, el jefe del SIN, mis secretarios los capitanes Mario Ruiz Agüero y Wilber Ramos Viera, y yo. Al presidente Fujimori lo informaba con la carta de situación que tenía a mi disposición.De conformidad con el principio de celeridad que normaba las actividades de inteligencia durante la década de los 90, toda la información disponible sobre “Feliciano” fue puesta en conocimiento del Comando Conjunto de las Fuerzas Armadas, cuyo presidente era a la vez Comandante General del Ejército. Este emitió la correspondiente directiva de dominio encargando la responsabilidad de iniciar las operaciones contraterroristas en el departamento de Junín, provincia de Satipo, a la Zona de Seguridad Nacional del Centro (ZSNC) bajo el comando del general EP Carlos Indacochea Ballón, el que a su vez dispuso que la Subzona de Seguridad Nacional del Centro (SZNC-7) a cargo de la entonces 31a División de Infantería con sede en Huancayo, se haga cargo directamente de las operaciones militares reforzada con la que fuera Primera División de Fuerzas Especiales, con sede en Las Palmas, Lima, frente a las instalaciones del SIN. Del mismo modo, dispuso que la Subzona de Seguridad Nacional del Centro Sur (SZNC-8) a cargo de la entonces 2a División de Infantería, cuya guarnición está acantonada en Ayacucho, procediera a intensificar el patrullaje en su área de responsabilidad.
Como las operaciones militares contraterroristas llevadas a cabo durante la última semana de abril, y durante el mes de mayo de 1999, no tuvieron al inicio un resultado positivo, nos causaba preocupación la aparente ineficacia castrense, situación que motivó al jefe del SIN, contralmirante Humberto Rosas, invitara al general Carlos Indacochea Ballón y a su segundo comandante, general José Huertas Torres, para que concurrieran a las instalaciones del Servicio de Inteligencia Nacional a fin de conocer directamente a través de la inmediación, los planes de la Segunda Región Militar en la zona de Satipo. Luego de esto se mantendría un intercambio fluido de informaciones con el propósito de hacer más ágil la interoperatividad de las grandes unidades del Ejército comprometidas en la misión de capturar a “Feliciano”, recomendando al final se pusiera un mayor empeño en todos los niveles de comando. Esta reunión de coordinación, vista en perspectiva, fue muy positiva para poder capturar posteriormente a “Feliciano”, gracias a la acertada conducción de las operaciones por ambos generales del Ejército Peruano.Luego dispuse al capitán Mario Ruiz Agüero que se comunicara con el general Fournier para que éste trajera su carta de situación actualizada con los últimos movimientos de “Feliciano” graficados en el acetato, a efectos de analizar el escenario y poder determinar nuestras posibilidades y las limitaciones que teníamos en el terreno con el objeto de realizar aquellas medidas correctivas que eran necesarias en el desarrollo de las acciones de inteligencia destinadas a la pronta ubicación de nuestro objetivo, de conformidad con lo establecido en el POICT “Solitario”.
Vista la carta, y apreciada la situación en el teatro de operaciones, se pudo observar que estaba graficado en el acetato el itinerario recorrido por “Feliciano” y su posible posición geográfica en un punto indeterminado del terreno; asimismo, se apreciaba el dispositivo adoptado por las fuerzas de la Segunda Región Militar a fin de poder lograr el cerco de su objetivo.Ante dicho escenario se le solicitó su opinión al general Fournier para que nos ilustrara de la situación, señalando que el general Javier Lira como comandante general de la 31º División de Infantería, había establecido su puesto de comando en la localidad de Satipo. En ese lugar se encontraba con el coronel Nicolás Valle, que era el jefe de Estado Mayor Operativo a cargo de conducir las operaciones militares para la ubicación y captura de “Feliciano” en función de la inteligencia disponible.Sin embargo, de acuerdo al criterio del general Fournier, existía una duda razonable respecto a que la persona identificada por el procedimiento de interceptación de radiogonometría como el “ingeniero” o “profesor”, fuera en realidad Oscar Ramírez Durand (a) “Feliciano”: no había forma de verificar si esa voz en verdad le correspondía, de ahí los posibles errores en la conducción de las operaciones y además, también, en la rutina del personal militar.Se le aseguró a Fournier que esa era la voz de “Feliciano”, pues el contralmirante Manuel Arriarán Medina había efectuado las verificaciones del caso antes de continuar con el proceso de las interceptaciones radiales, y a mayor abundamiento se realizó en su oportunidad un cotejo con la grabación que disponíamos en el Servicio de Inteligencia Nacional de la voz de este cabecilla terrorista durante una conversación radial. La voz fue en su momento, y en mi presencia, identificada por Jorge Eduardo Olivares del Carpio (a) “Roldán”.
Para disipar cualquier duda sobre la ubicación de la posición de “Feliciano” y la identificación de su voz, el 15 de junio de 1999 en horas de la mañana se llevó a cabo una reunión de emergencia en el Servicio de Inteligencia Nacional, en donde estuvimos el contralmirante Humberto Rosas Bonicelli, jefe del SIN; el contralmirante Arriarán Medina, (DINTEMAR), el general Edgard Cano Cano, jefe de Estado Mayor de las Fuerzas Armadas, el general Fournier y yo.
En dicha ocasión se le preguntó a Manuel Arriarán si tenía disponible al informante o colaborador de la DINTEMAR para convocarlo, a fin de que con la presencia de todos los asistentes procediera a reconocer e identificar la voz de “Feliciano”, situación que no se pudo llevar a cabo debido a que se encontraba laborando en la localidad de Satipo. Por otro lado, Jorge Eduardo Olivares del Carpio, quien también conocía la voz de Ramírez Durand, no estaba en Lima, por obvias razones de seguridad.Para mí no había duda alguna que era la voz de “Feliciano”, y además conocía del profesionalismo con que actuaba la Dirección de Inteligencia Naval, y particularmente Manuel Arriarán Medina, quien desde su época de teniente primero en la Marina de Guerra del Perú se había especializado en inteligencia después de regresar de una beca en Argentina en 1982. Era y es, por tanto, una persona muy competente y capaz como oficial de inteligencia debido a la vasta experiencia que posee.
Además, por principio doctrinario en inteligencia, toda información es válida, pues refleja una probabilidad y una posibilidad que no debe desperdiciarse por el otro principio de oportunidad. De modo que la conclusión fue que el general Edgard Cano Cano dispusiera estrechar el cerco de “Feliciano” en el teatro de operaciones, y que las tropas de la Segunda Región Militar se pusieran, como se dice, las pilas ante los movimientos inusitados de “Feliciano”, quien conocía perfectamente el terreno y la forma de operar del Ejército Peruano. Por ende, Fournier debía continuar con sus actividades de inteligencia conforme a lo previsto por el Departamento de Subversión del Servicio de Inteligencia Nacional.
Tres días después, esto es el 18 de junio de 1999, el general Pedro Vilca Sánchez, director de Inteligencia de la Policía Nacional del Perú (DIRIN), me manifestó en el Servicio de Inteligencia Nacional –en una reunión de la Comunidad de Inteligencia para evaluar la lucha contra las redes terroristas– que tenía una colaboradora identificada con el criptónimo de “Paloma” que conocía a muchos elementos de Sendero Luminoso y particularmente a “Feliciano”. Derivé a esa colaboradora hacia el general Fournier para que coordinaran y pudieran explotar sus informaciones, de conformidad a los protocolos vigentes.Fournier, al ser informado de ese hecho por el general Vilca solicitó reunirse con “Paloma”, para que pudiera escuchar diversas grabaciones a fin de que identifique por la voz a las personas que secomunicaban. La reunión se llevó a cabo en una casa de seguridad que tenía la DIRIN, adonde concurrieron el general Fournier y el coronel José Haro, su ejecutivo en el Departamento de Subversión. El resultado fue positivo, pues “Paloma” –gracias al tino y sagacidad de Fournier– fue reconociendo uno a uno la voz y la identidad de quienes se comunicaban por radio. Entre las voces descubrió la que correspondía a “Feliciano” sin ninguna duda.Estando al mérito de esa información el general Fournier de inmediato dio cuenta al jefe del SIN, contralmirante AP Humberto Rosas Bouniccelli, quien a su vez me comunicó ese hecho, motivo por el cual dispuse que uno de mis secretarios, el capitán Wilbert Ramos Viera, llamara a Fournier para preguntarle por la colaboradora. Ramos me manifestó, con gran entusiasmo, que “Paloma” había identificado la voz de “Feliciano” y que éste, al parecer, se encontraría por las alturas del caserío de La LibertadChilca, frente a Hualcochopa, en los límites de los departamentos de Huancavelica, Ayacucho y Junín, separados por el río Mantaro.
Al preguntarle a Fournier dónde estaba físicamente “Paloma”, y si podía venir, me contestó que se encontraba en Lima. Le pregunté si ella tenía la disposición de colaborar con nosotros y qué solicitaba a cambio de ello; me contestó que si bien estaba un poco temerosa, brindándole confianza y otorgándole garantías para salvaguardar su identidad, junto con una recompensa económica para rehacer su vida, brindaría su colaboración. “Dale lo que nos pida, que yo le daré cuenta al jefe del SIN”, fue mi respuesta categórica. “Que venga a la base, conversa con ella, analiza bien la información que brinde y me mantienes informado”. Esa fue mi decisión sobre el particular.A partir de ese momento el manejo de las operaciones de inteligencia recayeron en el general Fournier, quien tuvo dos reuniones más con “Paloma”. La primera, con oficiales de inteligencia de la Segunda División de Inteligencia del Estado Mayor de la Fuerza Armada (DIEMFA) y de la Segunda Región Militar; y la segunda, en la réplica de la residencia del embajador de Japón, que sirviera para los ensayos de la operación militar “Chavín de Huantar”. En esta última reunión estuvieron presentes los coroneles Haro Iparraguirre, Huamán Ascurra, la colaboradora “Paloma” y el general Fournier.Esta última reunión —a diferencia de la primera— fue muy productiva, pues “Paloma” reveló que conocía a un amigo que era maestro y el cual prestaba servicios por esos lugares. Este, si bien no formaba parte de la red terrorista Sendero Luminoso, sí conocía a varios terroristas. Su nombre era Rubén, y tenía la costumbre de bajar cada fin de mes a Huancayo con el objeto de cobrar sus emolumentos y en esas ocasiones solía comunicarse con “Paloma” para poder encontrarse. Ella señaló asimismo que su amigo Rubén conocía la vivienda de un sujeto llamado Romeo, el cual también era maestro, y él sí era un militante activo de Sendero Luminoso que radicaba en Huancayo e igualmente solía bajar para cobrar sus haberes y encontrarse con Rubén.
Para el general Fournier estas informaciones y el conocimiento que tenía “Paloma” sobre dicha red terrorista, eran el punto de partida para lograr la ubicación de “Feliciano” y por tanto había llegado el momento adecuado para que el Departamento de Subversión del Servicio de Inteligencia Nacional organizara un equipo especial de inteligencia a fin de viajar a la localidad de Huancayo y desarrollar la fase pertinente del POICT “Solitario”.
Con la autorización del contralmirante AP Rosas Bouniccelli, jefe del SIN, y el pleno conocimiento de mi persona, el general Fournier organizó el Equipo Especial de Inteligencia “Llanero” (EEI—LL), y a pedido del general Pedro Vilca Sánchez fueron incorporados a este equipo tres oficiales de la Dirección de Inteligencia de la Policía Nacional (DIRIN).
El 24 de junio de 1999 partió con destino a Huancayo una avanzada de dicho equipo para reconocer el terreno y efectuar las primeras indagaciones. Este destacamento precursor estuvo integrado por el coronel Juan Jesús Vargas Ramos, el comandante Henry Cueva Meza, el mayor Eusebio Paredes Velásquez, el capitán Rolando Terrones, acompañados de la informante “Paloma”. A Vargas Ramos ya lo conocía por su destacada labor en la DINCOTE en el año de 1995; entonces dicha dependencia policial logró frustrar el asalto al Congreso de la República por un comando operativo del MRTA.El presidente Fujimori estuvo informado de que se había puesto en ejecución la fase operativa del POICT “Solitario”, con el viaje del destacamento precursor. Esa misma noche se dispuso una reunión del Comandante General del Ejército, del Jefe de Estado Mayor de las Fuerzas Armadas, del Comandante General de la Segunda Región Militar, del Director de Inteligencia Naval, del Jefe del SIN, del general Fournier y mi persona, en la sede del Servicio de Inteligencia Nacional. El jefe de Estado daría allí sus disposiciones como Presidente del Sistema de Defensa Nacional cuando fuera capturado “Feliciano” por el personal del Ejército Peruano perteneciente a la Segunda Región Militar.
Al día siguiente, 25 de junio de 1999, partió con destino a Huancayo la otra parte del equipo especial de inteligencia conformada por dos agentes del Servicio de Inteligencia Nacional, el mayor Gedward Puma Aspirila y el suboficial Walter Coronado Castillo. Estos se sumarían al destacamento precursor. Siendo necesaria la presencia del general Fournier en Huancayo, a fin de dirigir, coordinar y supervisar en el terreno las operaciones de inteligencia orientadas a la ubicación de “Feliciano”, se autorizó su viaje, no sin antes recomendársele diera las instrucciones pertinentes al coronel José Haro Iparraguirre para el normal desarrollo del Departamento de Subversión durante su ausencia y que mantuviera informado de la evolución de los hechos al jefe del SIN y a mi persona a través de mis secretarios los capitanes Wilbert Ramos Viera y Mario Ruiz Agüero.
De acuerdo al reporte de la Dirección de Inteligencia Naval, el mismo 25 de junio de 1999, “Feliciano” y su pelotón de seguridad llegaron a Ullá, procedentes de Carrizales, de donde salieron el 8 de marzo de 1999. Luego se conoció que desde Ullá, Ramírez Durand envió a “Alcides” a la ciudad de Huancayo, con el fin de preparar su propio ingreso a dicha localidad para tratar de evadir el cerco que le habían tendido las tropas de la Segunda Región Militar.El día 26 de junio de 1999, el general Fournier, vestido de civil como un anónimo transeúnte, partió por tierra en un vehículo de servicio público, desde un punto de la Carretera Central a la altura del Hospital San Juan de Dios, con destino a Huancayo. El jefe del Equipo Especial de Inteligencia se dirigía a su destino para cumplir una delicada misión, que a la postre resultó de singular importancia en el proceso de Pacificación Nacional, pues la ubicación y posterior captura de Oscar Ramírez Durand (a) “Feliciano”, significó un duro golpe al bloque escisionista “Proseguir” del cual éste era su principal cabecilla.
La trascendencia de este viaje radica en el hecho de que Eduardo Fournier Coronado, siendo el primer y único general del Arma de Inteligencia cumplía una misión de gran connotación para la Seguridad Nacional poniendo en evidencia la importancia de la existencia de dicha Arma en el Ejército Peruano, arma que fue creada a iniciativa y recomendación mía ante el presidente Fujimori. Este, considerando el rol que juega la inteligencia en la lucha contra las redes terroristas, me encargó que como abogado proyectara el dispositivo legal correspondiente para su aprobación por el Supremo Gobierno.Mediante Decreto Supremo N° 063-91-DE/SG del 11 de noviembre de 1991, se creó a partir de diciembre de 1991 el Arma de Inteligencia dentro del Ejército Peruano. Sus integrantes tendrían los mismos derechos y obligaciones que correspondan a los oficiales y personal de las demás armas de dicho instituto, pues luego de 11 años de lucha contra las redes terroristas era necesario aprovechar los conocimientos y experiencias adquiridas en este campo por los miembros del Ejército, así como formar y perfeccionar a los nuevos oficiales que presten servicios en esta importante actividad de la Defensa Nacional.Lamentablemente, durante el gobierno del presidente Alejandro Toledo se deja sin efecto, mediante Decreto Supremo N° 037-DE/ EP del 29 de diciembre de 2001, el decreto de creación de esta Arma. Después de 10 años de creada, se desactiva por tanto el Arma de Inteligencia, de vital importancia para toda institución militar.La desactivación fue propuesta por la miopía doctrinaria y por la falta de nivel de quien la formula. Y este fue el comandante general del Ejército general Víctor Bustamante Reátegui, quien la planteó ante el ministro de Defensa, David Waisman. Ellos fueron los responsables de este descomunal error, pues nunca entendieron–ni entenderán tampoco– que para combatir eficazmente a las redes y coaliciones terroristas que desarrollan la Guerra Asimétrica como variable principal de la Guerra de Cuarta Generación, el Estado debe privilegiar las dos vigas maestras que tiene: la inteligencia y las operaciones sicológicas.Cuando se encontraba el general Fournier en Huancayo, y siendo las 22:45 horas, se produjo la llegada de Rubén procedente de Parihuanca en el último carro. “Paloma”, que estaba con el grupo de vigilancia al mando del coronel Vargas Ramos, lo reconoció inmediatamente pese a que estaba a una prudente distancia para evitar ser detectada por este objetivo vigilado. Rubén fue intervenido para el interrogatorio correspondiente y en un primer momento negó toda vinculación con Sendero Luminoso e incluso manifestó que tampoco conocía a “Paloma”, a pesar de haber mantenido una relación sentimental con ella.Pero al ver a “Paloma” se desmoronó emocionalmente, y aceptó colaborar con las operaciones de inteligencia solicitando las garantías del caso. En señal de buena voluntad indicó la ubicación de la casa de Romeo en la zona de Palián y de inmediato el coronel Vargas llegó hasta ese lugar para hacer un reconocimiento previo del inmueble, constatando que en el techo de la casa había instaladas varias antenas aéreas, justamente aquellas que se utilizan para las comunicaciones radiales. Vargas dio parte al general Fournier, quien estaba coordinando con el oficial de inteligencia de la 31a División de Infantería, comandante Rafael La Rosa Guevara, para que le brindara un local a fin de operar en seguridad las acciones de inteligencia.Con el apoyo de seis agentes de inteligencia (AD pertenecientes al Servicio de Inteligencia del Ejército (SIE), el general Fournier se dirigió a Palián encontrándose con el coronel Vargas. Este le dio parte de las novedades, indicando que cuando llegaron al domicilio de Romeo y tocaron la puerta, les abrió una mujer sin calzado y al preguntársele por Romeo, contestó que todavía no llegaba y cerró intempestivamente la puerta.Este hecho corroboró que era correcta la información proporcionada por Rubén, pues se trataba de la vivienda de Romeo. Con la autorización del general Fournier, el comandante Cueva tocó nuevamente la puerta y al abrirse ingresó intempestivamente al inmueble, para asombro de la mujer, quien preguntaba sobre la identidad del personal interviniente. Luego, mostrando sus credenciales que acreditaban su calidad de policías, el coronel Vargas, el mayor Paredes y el capitán Terrones inspeccionaron todos los ambientes, y es así que en uno de los cuartos de la vivienda encontraron un bastón metálico nuevo y escondido, tapado con un cubrecama, y un radio transmisor-receptor marca Yaesu, que era similar a los incautados por el Ejército a los senderistas durante las operaciones militares.
Al ser preguntada por el propietario de la radio, la mujer se mostró esquiva en sus respuestas y sólo atinó a señalar que es de un joven que se había ido para participar en una reunión de vecinos en el local de un colegio cercano, pero que desconocía el nombre del centro escolar. Ante esta respuesta se le preguntó por la descripción física y vestuario que llevaba puesto dicho individuo; con la información proporcionada, tres miembros del Equipo Especial de Inteligencia “Llanero” salieron en busca de Romeo, quedándose el coronel Vargas a fin de revisar el aparato de radio encontrado, situación que aprovechó la mujer para evadirse del inmueble, desapareciendo en un maizal que estaba frente a la casa intervenida.
Por su parte, los tres miembros de dicho equipo de inteligencia, acompañados de la colaboradora “Paloma” lograron ubicar el colegio más cercano e ingresaron al interior del mismo a fin de localizar a su objetivo en base a la descripción física y vestimenta que como características les había proporcionado la mujer desconocida minutos antes en el citado inmueble. Al distinguirlo y fijarlo, uno de ellos retornó al vehículo en que estaba “Paloma” para que ésta, de manera encubierta y sin ser detectada, procediera al reconocimiento del objetivo, al cual identificó como Saúl. “Paloma” se replegó en seguridad.Habiendo sido reconocido el objetivo, lo hicieron salir del local escolar sin que ninguna persona pudiera detectar el desarrollo de esta operación. Ya en el exterior, Saúl reveló que estaba alojado en la casa de unos amigos en la localidad de Palián; al pedírsele la descripción del lugar, coincidía con las del inmueble intervenido, motivo por el cual fue llevado a esa vivienda. Al llegar le preguntaron quién era el propietario de la radio que en ese acto se le ponía a la vista, contestando que desconocía, pero sí agregó un elemento importante al señalar que dicho aparato estaba ya en la casa cuando él llegó de visita hacía una semana.Ese mismo día y encontrándose los agentes en el interior de la vivienda con Saúl, tocaron sorpresivamente la puerta. El personal rápidamente adoptó una posición defensiva, mientras uno de ellos abrió rápidamente la puerta observando a un individuo desconocido que en ese acto intentó darse a la fuga, pero no pudo, pues fue intervenido. Se le hizo ingresar al interior de la vivienda y se le interrogó: no supo dar una justificación racional de su presencia en dicho lugar. A este individuo luego se le identificó como Jorge Quispe Palomino (a) “Raúl”, mando político del Comité Regional Principal de la red terrorista Sendero Luminoso y encargado de operar el equipo de radio Yaesu en la localidad de Huancayo.
Cuando llegó al lugar, el general Fournier pudo constatar personalmente que en el techo de la casa habían instalados unos alambres que servían de antenas de radio; como buen hombre de inteligencia analizó la situación en el terreno formulándose una reflexión: si hay radio, existen claves para poder establecer la comunicación. Por lo tanto, se puso a registrar todas las habitaciones, encontrando escondidas en una de ellas, dentro de un estuche de plástico, unas hojas cuadriculadas de cuaderno y manuscritos que resultaron ser las claves para los contactos radiales. Este hecho puso en evidencia que el referido inmueble era una casa de apoyo clandestino que venía utilizando Sendero Luminoso.De inmediato Fournier dispuso se trasladaran a una casa de seguridad que les había proporcionado el comandante EP La Rosa; se llevaron a los dos intervenidos para el interrogatorio respectivo, dejando en el interior a un elemento para cuidar el inmueble. Otros efectivos se quedaron en la parte externa a fin de evitar cualquier acción sorpresiva que pudiera producirse debido a la fuga de la mujer y, asimismo, para poder detectar e intervenir a las personas que llegaban a esa casa vinculada con actividades terroristas.Tanto el general Fournier como el coronel Vargas, con buen olfato de inteligencia, se quedaron observando en las inmediaciones, en espera de cualquier novedad, pues en esas circunstancias y en un escenario como ese, era normal que a una casa de apoyo clandestino senderista siempre retornen sus conductores y otros contactos encubiertos. En efecto, al mediodía observaron que se aproximaba un individuo –hacia la posición donde estaban ellos– portando un maletín deportivo con un costalillo al hombro y al pasar por su lado sin detectarlos siguió con dirección al inmueble vigilado; faltando pocos metros para llegar a la casa recién fue intervenido por un tercer miembro del equipo especial de inteligencia que lo introdujo al interior, pues lo había identificado como “Romeo”, el dueño de esa casa nada menos.
Ya en el interior trató de negar toda vinculación con Sendero Luminoso, e incluso negó ser el poseedor de la vivienda, pero al ser registrado por disposición del general Fournier, dio resultado positivo, pues llevaba dentro del maletín de mano propaganda terrorista que recordaba el “día de la heroicidad”, para ser distribuida en la ciudad de Huancayo durante el mes de junio de 1999.Posteriormente, el personal a cargo de la seguridad de la casa intervenida en Palián escuchó algunos toques en la puerta y al abrirla –tomando todas sus previsiones– estaba una mujer preguntando por una tal Saudita, que al parecer era el nombre o el seudónimo de la mujer que había fugado anteriormente. Al respondérsele positivamente, la fémina ingresó. Ya en el interior fue inmovilizada y luego ella se identificó como “Magaly”, combatiente de la fuerza principal de Sendero Luminoso, que llegaba de visita a la casa de “Romeo”.Como los intervenidos se mantenían herméticos y no querían proporcionar mayor información, el general Fournier, experto en estas situaciones, optó por comunicarse a Lima con la psicólogaMary Pérez Palomino para solicitarle de que viniera a Huancayo a fin de que brindara su apoyo profesional en los interrogatorios, con el objeto de persuadir particularmente a las mujeres senderistas para que declaren. Felizmente la doctora Pérez aceptó cumplir con dicha misión y luego de solicitar el número telefónico de su interlocutor, se preparó para viajar de inmediato, demostrando de esta manera su gran desprendimiento y la vocación de contribuir con el reto que significaba la ubicación de “Feliciano” y su posterior captura para darle un fuerte golpe al bloque escisionista “Proseguir”.
Al procederse el día 27 de junio de 1999 al análisis del contenido de la documentación incautada durante el registro personal a “Romeo”, se determinó indubitablemente que era propaganda de corte subversivo, y de reciente emisión, pues estaba fechada como mayo y junio de dicho año. La propaganda correspondía a la facción Sendero Rojo de “Feliciano”. Este hecho permitió colegir, además, que la casa ubicada en la calle La Unión N° 351, Uñas-Palián, le pertenecía al Grupo de Apoyo Partidario de dicha red terrorista.Ese mismo día en horas de la noche, estando el general Fournier en la casa de seguridad del Ejército, uno de los miembros del equipo de inteligencia le da cuenta que tenían detenida a una persona llamada “Alcides”, que era el número dos de “Feliciano”, y al preguntar Fournier por el lugar donde se encontraba, le contestaron que en uno de los cuartos de dicha casa, a raíz de haber sido traído luego de ser capturado dos horas antes cuando llegó en un taxi a la vivienda de Palián acompañado de otro sujeto desconocido llamado “Rodolfo”.Al preguntar por los detalles le informaron que al detener el taxi, que transportaba como únicos pasajeros a “Rodolfo” y “Alcides”, el primero se negó a bajar del vehículo y le pidió al segundo que bajara él; este último abandonó el automóvil y tocó la puerta. Le abrieron y al ver “Alcides” que en el interior de la casa había una persona desconocida optó por huir del lugar corriendo, pero fue alcanzado por el agente de inteligencia que lo inmovilizó y lo condujo de retorno a la vivienda. Mientras, el taxista amenazado por “Rodolfo” encendió el motor del vehículo y huyeron con rumbo desconocido. Horas después el personal del general Fournier ubicó el taxi y a su chofer, quien al ser interrogado narró toda la escena ocurrida y siendo circunstancial su participación quedó en libertad.“Alcides” era un mando militar del Comité Regional Principal de la red terrorista Sendero Luminoso, y por tanto un hombre de absoluta confianza de “Feliciano”, al extremo de llamarlo éste —dada su relación cercana— con los apodos de “Abuelo” y “Chuqui”. En consecuencia, su caída fue un paso importante para lograr la posterior ubicación de Oscar Ramírez Durand. El general Fournier supo explotar correctamente esta detención al lograr persuadir a “Alcides” de que colaborara con el Equipo Especial de Inteligencia “Llanero” que estaba bajo su comando.
El 28 de junio de 1999, en horas de la tarde en la vivienda intervenida de Palian —propiedad de “Romeo”—, los agentes de inteligencia que estaban a cargo de la custodia escucharon que alguien tocaba la puerta y al ser abierta, una jovencita preguntó por el dueño de casa, ante lo cual le dijeron que pase, pues la estaba esperando. Ella ingenuamente ingresó al interior de la vivienda sin darse cuenta que eran elementos de inteligencia los que la hacían pasar. Procedieron a desarrollar una conversación normal bebiendo una botella de anís Nájar, seguida de otra de anís Del Mono, que trajo la visitante; el hecho de la libación dio confianza a la jovencita, que se identificó como “Blanca” ante sus interlocutores.Durante la conversación “Blanca” manifestó que traía unos encargos para el cojo “Feliciano”, hecho que motivó sea detenida en ese acto. Al efectuarse un registro personal le encontraron la suma de cinco mil dólares americanos que traía y que procedían del Huallaga; el dinero debía ser entregado a “Feliciano”. Era una mujer enlace que operaba como correo entre “Artemio”, jefe de Sendero Luminoso en el Huallaga, y “Feliciano”, cabecilla del bloque “Proseguir”. Al ser informado el general Fournier de esta intervención dispuso que condujeran a la mujer a la casa de seguridad que les proporcionó el comandante La Rosa.Mientras tanto, en la sede del Servicio de Inteligencia Nacional, con el contralmirante Rosas veníamos siguiendo paso a paso todas las actividades que iba desarrollando progresivamente el general Fournier en Huancayo en base a los reportes telefónicos que nos hacía bajo el criptónimo de “Tres Tres”. El coronel Haro, a cargo interinamente del Departamento de Subversión, después de despachar con el jefe del SIN conversaba diariamente conmigo para llevar actualizada la carta de situación que tenía en mi oficina con todos los movimientos de “Feliciano”.
Durante la ausencia del general Fournier, en las instalaciones del SIN el coronel Haro Iparraguirre y el mayor Mavila Huertas fueron los dos funcionarios que me brindaron su apoyo invalorable a fin de elaborar la Estimación Nacional de Inteligencia (ENI) sobre el bloque escisionista “Proseguir” y su cabecilla principal Oscar Ramírez Durand (a) “Feliciano”. Copia de esta Estimación iba para conocimiento de nuestro principal usuario, el presidente Fujimori, quien seguía detenidamente la evolución de las operaciones de inteligencia a cargo del general Fournier en el campo. Cada vez que nos veíamos me preguntaba el ingeniero Fujimori: ¿Tiene usted alguna novedad de “Feliciano”?La terapia cognitivo conductual que practicó la doctora Mary Pérez Palomino sobre las mujeres detenidas, y el trabajo sicológico efectuado por el general Fournier mediante la estrategia de persuasión con “Alcides” y “Raúl”, logró sus frutos, no obstante la negativa y silencio inicial del segundo, pues lo concreto es que éstos aceptaron colaborar con el Equipo Especial de Inteligencia “Llanero” para posibilitar la ubicación de “Feliciano”. El primer aporte de información que brindó “Alcides” fue el narrar que el 26 de junio de 1999 a las 3:00 horas de la madrugada había dejado a “Feliciano” en Ullá, cerca de una antena parabólica por Lampa, a proximidades de Jallalampa, a unos 200 metros de carretera.Inmediatamente el general Fournier dispuso que le traigan una carta de la zona, a fin de ubicar el punto exacto donde se encontraba Ullá, y luego efectuar una apreciación de la situación con el objeto de poder brindarme una información precisa durante nuestro contacto telefónico. Ubicado el lugar en la carta, se le pidió a “Alcides” que haga un croquis de Ullá con los puntos más saltantes del terreno para cotejar con la propia carta, y luego formular un esquema de plan que permita la ubicación y captura de “Feliciano”.Con esta información el general Fournier –identificado con el criptónimo de “Tres Tres”– llamó por teléfono a Lima y le pidió a mi secretario, el capitán Mario Ruiz Agüero, para que lo comunicara con el “Cirujano” que era a su vez mi criptónimo en esa operación.–Un momento, “Tres Tres” –le contestó Ruiz y me pasó la llamada.
–¿Cómo van las cosas por esa, Tres Tres? –dije.–Escúcheme bien: tengo ubicado al cojo.
Es cuestión de un par de días para dar con él, no está muy lejos de aquí –informó Fournier.Como quiera que “Tres Tres” me habló tan bajo y debido a un zumbido inicial en la comunicación telefónica no pude escuchar con claridad sus primeras palabras, por lo que tuve que decirle:–¿Qué? A ver, ¡repita! ¡Colación!Luego de repetir “Tres Tres” sus palabras iniciales, le pregunté:–¿Por dónde está?–Mire su carta de situación, ubique Huancayo, Palián, Vilcacoto, siga por la carrozable que sale hacia el Este, por Acopalca, luego vemos Lampa Pariahuanca. ¿Visto?Inmediatamente me acerqué a donde estaba instalada la carta de situación en mi oficina y ubiqué Huancayo hasta llegar a Lampa y le contesté: ¡Ya está ubicado Lampa! ¡Adelante!–Vea, hacia el Este de Lampa hay una antena parabólica en el lugar denominado Ullá, ahí está en estos momentos, en Ullá.–¿Seguro? ¿Es segura la información? ¿Cuál es el nivel de tu evaluación Tres Tres? –le repregunté para saber si había efectuado el examen de la información y la valoración de la veracidad de dicha información, que son los dos pasos de que consta el proceso de evaluación, pues debía tener certeza antes de darle parte al jefe del SIN y a su vez informarle al presidente Fujimori.–A-A-2 –me contestó lacónicamente y agregó: “Alcides” lo haconfirmado, pero solicita las garantías del caso, y que cumplan lo ofrecido.Estando a la evaluación A-A-2 que le asignaba el propio general Fournier y decodificando, esto quería decir que la fuente calificada como A, es ABSOLUTA, y el órgano que la emite calificada como A, es igualmente ABSOLUTA. En cuanto a la veracidad de la información es PROBABLE por el nivel 2. Por ello le repregunté en línea de precisión:–¿Quién es “Alcides”?–Es el segundo de “Feliciano”. “Alcides” es su alias de combate.–Ah, ya. Tú, “Tres Tres”, maneja eso, que todo lo que pida se le va a dar si dice la verdad y encontramos al cojo. ¿Ahora qué vas a hacer? ¿Qué has pensado? ¿Tienes algún plan de acción inmediata? –fueron algunas de las preguntas que le formulé preliminarmente para conocer la forma de acción que adoptaría a partir de esa información. Ante dichas interrogantes me respondió lo siguiente:–Necesito para mañana, lo más pronto posible, cuarenta hombres al mando de un oficial del grado de capitán que sea comando, con dos helicópteros en Jauja.–Ya, correcto. ¿Qué piensas hacer con esto? –volví a preguntar para conocer y poder justificar los pedidos y coordinaciones que debería formular el jefe del SIN ante las autoridades competentes.–Desplazarme mañana en la noche en dos o tres camiones Volvo hasta un lugar cercano a Lampa, y en la madrugada desplegar a las patrullas y estrechar el cerco en Ullá. Los helicópteros son para sembrar patrullas y contarle la retirada a “Feliciano”, en caso de que logre escapar. No es necesario más personal.–Ya, correcto –acepté su pedido, pues me pareció razonable. Sabía que Fournier ha sido un buen instructor en la Escuela de Comandos del Ejército y por tanto tenía la experiencia suficiente para dirigir una operación de esta naturaleza. Sin embargo, le repregunté: ¿Dime, ahí no hay tropas?–No, sólo hay el servicio de cuartel, pues todos están en San Martín de Pangoa, al mando del general Lira.–Ya, mañana a primera hora te llega la gente. ¡Te felicito “Tres Tres”! ¡Lo mismo a tu gente!Concluida la comunicación telefónica, de inmediato corrí traslado al jefe del SIN informándole el pedido formulado por el general Fournier y fundamentando sus requerimientos para que pudiera efectuar las coordinaciones pertinentes con el Comando Conjunto de las Fuerzas Armadas y el Comandante General de la Segunda Región Militar, bajo cuya competencia y jurisdicción estaban las tropas y el apoyo de helicópteros en esa localidad.
El contralmirante Rosas coordinó con el general Carlos Indacochea Ballón al mando de la Segunda Región Militar, quien a partir de ese momento se hizo cargo de la situación para implementar de la mejor manera el pedido formulado por el general Fournier. Su decisión fue viajar a Jauja para llegar al amanecer con el general José Huertas Torres, su Estado Mayor, tropas y helicópteros a fin de dirigir las operaciones, pues pensaba que inteligencia había cumplido con señalar la ubicación del objetivo y que a su Región le correspondía ejecutar las operaciones militares.Lamentablemente las operaciones especiales de inteligencia que venía desarrollando exitosamente el general Fournier tuvieron un contratiempo, pues la llegada de las tropas retrasó la continuación de sus actividades. Ello dio lugar a que se perdiera el factor sorpresa con que se debe actuar en este tipo de operaciones contraterroristas, pues en la creencia que el principio de “masa” era la clave para esta maniobra, se desplazó un enorme contingente que llegó a Jauja, convirtiendo al pequeño aeropuerto de esa ciudad en un hervidero de fuerzas militares, lo que causó una lógica alarma en la población. Se había perdido así el elemento sorpresa y además la iniciativa, con lo cual la captura de “Feliciano” tomaría un mayor tiempo.
Craso error inicial que produjo un retraso inusual en las acciones de inteligencia y por ende en las operaciones militares. El general Fournier dio parte de ese hecho al contralmirante Rosas y con su autorización retornó a Huancayo llevándose a “Alcides” y a su personal de inteligencia.En el plano táctico la posición de la Segunda Región Militar ha podido ser la correcta en caso de conflictos simétricos, pero no para enfrentarse contra actores no estatales internos y asimétricos, predominantemente clandestinos. Por ello, había que hacer una corrección en el empleo de la fuerza a fin de adecuarla y operar asimétricamente para obtener resultados.
Habíamos perdido una primera oportunidad, comentamos con el jefe del SIN y el coronel Haro. Teníamos que retomar nuevamente la iniciativa. Esa sería la consigna motivadora para el general Fournier. Igualmente se debía coordinar con el Comando Conjunto y la Segunda Región Militar, a fin de que regulen el empleo táctico de sus tropas para desarrollar una estrategia de guerra asimétrica y capturar de esta manera a “Feliciano”.Como el hombre de inteligencia nunca debe perder la moral bajo ninguna circunstancia, el 29 de junio de 1999, “Alcides” acompañó al comandante EP Nerio Huacac Espinoza –otro gran comando al que conocía por haber laborado en el Servicio de Inteligencia Nacional– integrando una patrulla que envió el general Fournier con destino a la localidad de Lampa-Jallapampa, para verificar en el terreno si efectivamente “Feliciano” estuvo en la zona de Ullá.Al llegar, la patrulla encontró huellas de la existencia de un campamento rústico que estaba aún fresco, en el cerro Ututuyo. Era evidente de que “Feliciano” lo había abandonado por el movimiento desordenado de los helicópteros en Jauja y ante el despliegue de muchas patrullas del Ejército. Alertado por esto se desplazó a otro punto, permaneciendo oculto en la zona, pues “Alcides” reconoció el cuchillo de uso doméstico que utilizaba en sus movimientos.
Dentro de ese nuevo contexto, el general Fournier tuvo la feliz iniciativa de hacer funcionar el equipo de radio Yaesu que habían encontrado en la casa de “Romeo” en Palián, convenciendo a “Raúl” y “Blanca” a fin de que modulen y traten de comunicarse con “Feliciano”, para ver qué pasaba en lo sucesivo.“Raúl”, en un acto de “arrepentimiento”, admitió previamente ante el general Fournier que en jerarquía era el cuarto hombreresponsable del Comité Regional Principal de Sendero Luminoso, que su hermano es Víctor Quispe Palomino (a) “José”, aceptando además estar a cargo del centro de comunicaciones y de operaciones de la organización en Huancayo. Además de esto, ofreció su ayuda para operar la radio. Ese fue el primer gran paso que permitió recuperar nuevamente la iniciativa, pues “Raúl” solicitó —como experto en comunicaciones— una batería de carro bien cargada y otra para emergencia, y pidió además las claves, pues a las 20:00 horas intentaría el enlace con “Feliciano”.
Luego de los ensayos correspondientes para evitar cualquier error que pudiera alertar a “Feliciano”, se diseñó un esquema estratégico comunicacional con sus tácticas de engaño, a fin de sostener el enlace bajo la dirección y control personal del general Fournier. Este, apoyado por la psicóloga doctora Mary Pérez, había logrado el nivel de empatía requerido con todos los colaboradores senderistas. Con terapia cognitivo conductual se ganó la confianza de las mujeres.El 29 de junio de 1999, siendo las 20:00 horas, “Raúl” con el evidente propósito de intervenir en la operación controlada para atraer y posibilitar la captura de “Feliciano” por el Ejército y ganar la confianza del general Fournier, encendió el equipo de radio Yaesu, y como era característico en las comunicaciones por este medio entre senderistas, comenzó a silbar por el micrófono por un lapso de medio minuto, esperando que alguien conteste el silbido y así entablar enlace. Pero nadie contestó, de modo que se debía esperar para realizar el próximo contacto, por lo que procedió a apagar la radio en espera de la hora indicada.Yes así que siendo las 21:00 horas, “Raúl” encendió nuevamente el equipo y tomó el micrófono empezando con los silbidos suaves y cortos, y de pronto se escuchó la respuesta, con otro silbido en el mismo estilo utilizado por “Raúl”. Así quedó por fin establecido el contacto radial encubierto con “Feliciano”, a quien lo identificaban como profesor. Las primeras palabras de “Feliciano” —demostrando su autoritarismo— fueron para llamarle la atención a “Raúl” con improperios y groserías por no haberlo llamado en su oportunidad.De ahí el resentimiento de Jorge Quispe Palomino con “Feliciano” y el porqué de su colaboración con el general Fournier.
Como “Raúl” estaba instruido, y además entrenado para utilizar la táctica de engaño, le contestó con una respuesta evasiva creíble, de que su batería estaba baja, ante lo cual “Feliciano” le increpó para que adopte sus previsiones —siempre con improperios— y a su vez preguntó si llegó a la zona el “Tío”. Ante la respuesta afirmativa dada por “Raúl”, “Feliciano” contestó —empleando su código de mensajes preestablecidos— que tenía patrullas del Ejército por sus alrededores y a su vez preguntó por “Blanca”, recibiendo como respuesta de “Raúl” que recién había arribado, pero no estaba en ese momento presente. “Feliciano” ignoraba que ella se encontraba en dicho lugar escuchando en silencio el enlace radial junto a los miembros del Equipo Especial de Inteligencia “Llanero”.
Pero “Feliciano” no era un hombre despistado, sino más bien un individuo malicioso y suspicaz, pues le dijo a “Raúl” que lo notaba raro y con una lisura exigió que le pasara con el “Abuelo” —que no era otro que “Alcides”— y volvió a decirle que “por qué estaba raro”. Felizmente “Raúl”, no obstante que es un gran simulador, había sido entrenado convenientemente, y para disipar cualquier duda de “Feliciano” le siguió la corriente, señalando que efectivamente estaba preocupado por “Blanca”, ante lo cual éste le pidió que le pasara con la mujer que se le escapó al coronel Vargas cuando revisaba el equipo de radio encontrado en la casa de “Romeo” en Palián. “No está, ha salido”, contestó. “Muy bien”, respondió “Feliciano”, ordenándole luego a “Raúl” que se mantenga en “QAP” (en escucha) hasta las 22:00 horas en la misma frecuencia, ya que volvería a establecer enlace subiendo cinco puntos en la frecuencia.Sin embargo “Feliciano” no esperó hasta esa hora, pues como estaban en QAP, a los pocos minutos de culminado el primer enlace se escucharon nuevamente los silbidos característicos que utilizaban los elementos senderistas en la radio, preguntando otra vez si lo escuchaban y como “Raúl” simuló que no lo oía, éste le ordenó pasar a diversas frecuencias radiales, recibiendo la misma respuesta negativa conforme a lo acordado con el general Fournier,motivo por el que “Feliciano” no tuvo otra opción que indicar que el siguiente contacto sería a las 23:00 horas, igualmente con improperios y groserías.De acuerdo al informe final evacuado por el Departamento de Subversión del Servicio de Inteligencia Nacional, respecto al resultado del Plan Operaciones de Inteligencia y Contrainteligencia contra el Terrorismo “Solitario”, esa noche el general Fournier —luego de ese primer enlace radial entre Jorge Quispe Palomino (a) “Raúl” y “Feliciano”— hizo una rápida apreciación de la situación y considerando que “Alcides” y “Romeo” no estaban presentes porque los había enviado con las patrullas del Ejército que buscaban al cojo Ramírez Durand en las alturas de Lampa, diseñó rápidamente la coartada por si “Feliciano” preguntaba por ellos. Había que decir que habían salido a la ciudad de paseo por motivo de las fiestas y que todavía no regresaban. El objeto era mantener abierta la posibilidad, para que cuando retornen puedan establecer el enlace radial.Un punto importante de dicho informe constituye la apreciación que vierte esa noche “Raúl” respecto al accionar del Ejército en las operaciones contra Sendero Luminoso, que ahora sabemos fue hecha con la finalidad de consolidar su posición y ganar la confianza del general Fournier. En su concepto la desventaja que tienen los militares en el Ene es que los oficiales, suboficiales y personal de tropa que son destacados para prestar servicio en esa zona del país, van por uno o dos años como máximo y cuando ya empiezan a conocer el terreno, a los actores y el teatro de operaciones, son cambiados de colocación por sus comandos, mientras los mandos y comandos senderistas y sus planificadores de ataques terroristas permanecen inamovibles en la misma área. El, por ejemplo, estaba allí desde el año 1985. Era una información muy valiosa.A guisa de comentario señaló, además, que todos los años desde el mes de diciembre hasta abril entrante, nadie sale de patrullaje debido a las condiciones meteorológicas, pues hay mal tiempo con mucha lluvia, lo que motiva el crecimiento de los ríos. Los oficiales que son cambiados de colocación con fecha primero de enero entrante, ya no salen de patrulla desde el mes de noviembre anterior por el temor a que les suceda algún percance, es decircuidan su carrera militar. Los que llegan vienen con miedo y por eso se cuidan mucho hasta acostumbrarse, y así se pasa el año. De esas vulnerabilidades se aprovechaba la red terrorista Sendero Luminoso para mantener la iniciativa y realizar sus operaciones utilizando el factor sorpresa. La rutina del personal militar en el teatro de operaciones colaboraba con ellos.Según estaba previsto, a las 23:00 horas se produjo nuevamente el contacto radial, se escuchó el clásico procedimiento utilizado por los senderistas antes de iniciar la comunicación. Como santo y seña el típico silbido suave y corto para que la contraparte responda con la misma señal y luego recién pueda iniciarse la conversación radial. En esta ocasión “Feliciano”, desconfiando de “Raúl”, muy astutamente pide contactarse con “Blanca”, quien ya estaba bien adiestrada para continuar con el engaño estratégico y desarrolló una comunicación fluida recibiendo diversas indicaciones para que las ejecute. “Blanca” daba su aparente conformidad, de manera sumisa, para que su interlocutor gane confianza en ella, al punto de despedirse hasta el día siguiente a las 21:00 horas por la frecuencia que en ese momento señalaba.A partir de ese hecho quedó consolidada la operación de engaño de que había sido objeto “Feliciano” por la planificación certera del general Fournier, de modo que se iniciaba la cuenta regresiva de lo que sería su pronta ubicación y captura, pues el Equipo Especial de Inteligencia “Llanero” había recuperado totalmente la iniciativa en el teatro de operaciones, a través del control de las transmisiones radiales.Con conocimiento y autorización del jefe del SIN, el día 30 de junio de 1999, en horas de la mañana, el general Fournier se desplazó desde su posición en Huancayo a la localidad de Jauja para informar al general Indacochea Ballón del contacto radial que había logrado establecer con “Feliciano”, y del nuevo enlace que tendría esa misma noche. En dicha oportunidad el comandante general de la Segunda Región Militar le solicitó el apoyo de dos guías más de entre los colaboradores del general Fournier para que sean enviados con dos patrullas, pues el personal militar procedente de Lima que había llegado a Jauja no conocía muy bien el terreno.Terminada la reunión, retornó a Huancayo para preparar el contacto acordado entre “Blanca” y “Feliciano”, pues se conocía que éste es un experto operador de radio y además un mecánico de radio transmisor-receptor, según las diferentes versiones que había logrado recolectar el equipo del general Fournier. Se tenía que ser prudente y ágil en el desarrollo de la situación. Eso suponía preparación previa.A la hora convenida “Blanca” encendió el equipo de radio Yaesu, y casi en el acto se escucharon los típicos silbidos de “Feliciano”, quien al recibir la respuesta de su contraparte, entró en enlace –sin que éste se diera cuenta que era escuchado por el propio general Fournier y el equipo especial de inteligencia– dándole diversas disposiciones a la mujer sobre “Alcides” y “Romeo”, ocasión que aprovechó “Blanca” para crear más confianza en “Feliciano” recomendándole que cambiara de posición y también para ver cuál era su reacción. La respuesta no se hizo esperar, pues confirmó que hacía rato había cambiado de ubicación, burlándose en sus propios términos de los militares que en su opinión estaban cazando moscas. Ironizó al punto de sostener que “unos cachacos a mí me han preguntado si he visto a gente extraña que no es del pueblo, yo los he mandado al desvío y me he paseado por sus narices...”. “Feliciano” se mostraba arrogante y utilizaba frases como “yo mismo soy, carajo; me tocaron la puerta, pero logré salir tranquilo”. Así culminaba el contacto radial y se citaban para el día siguiente a la misma hora y por una nueva frecuencia que en ese acto indicó el cabecilla de “Proseguir”.
Analizado dicho contacto, se determinó que tuvo un aspecto positivo, pues se había ganado tiempo hasta el retorno de “Alcides” y “Romeo”, que acompañaban en su calidad de guías a las patrullas del Ejército. La parte negativa, era que viendo la carta de situación, al parecer “Feliciano” podía haber logrado evadir el cerco que le tendieron las tropas de la Segunda Región Militar y existía la posibilidad de que huyera con rumbo al Ene, pese a la ofensiva de saturación de patrullas del Ejército que aplicando tácticas simétricas estaban diseminadas en toda la zona para poder capturarlo.
Informados de esa situación por el coronel Haro Iparraguirre, el contralmirante Humberto Rosas decidió llamar por teléfono al general Fournier a Huancayo el día 1 de julio de 1999. La llamada se hizo luego de la exposición que se había producido sobre la situación de inteligencia con relación a la ejecución del plan de operaciones que venía desarrollando el Departamento de Subversión del Servicio de Inteligencia Nacional, y para que dicho general, bajo el principio de inmediación, le informe de las últimas novedades, pues el presidente Fujimori requería conocer la evolución de la situación. El contralmirante Rosas me pasó luego el teléfono y pude formularle a Fournier algunas interrogantes en línea de precisión, llegando luego a la conclusión de que “Feliciano” estaba todavía en la zona, pues no había logrado salir, y era muy probable que esa noche vuelva a tomar contacto por radio.Es así que siendo las 21:00 horas de ese día “Feliciano” volvió a comunicarse con “Blanca”, cambiando a cada rato de frecuencia por medidas de seguridad. “Feliciano” sabía que las comunicaciones radiales eran monitoreadas por las fuerzas de seguridad y los servicios de inteligencia, de modo que saltando de una frecuencia a otra durante el contacto radial, impedía o retardaba las interceptaciones por la rapidez de las mismas. Del tenor de dicho contacto, el general Fournier llegó a la conclusión que “Feliciano” permanecía aún en la zona, pero lejos del alcance de las patrullas del Ejército, pues durante el contacto gritó una y otra vez a “Blanca”, lo cual se contradecía con el estilo empleado en las anteriores comunicaciones. El próximo contacto quedó establecido sería el día siguiente a la misma hora.
El 2 de julio de 1999 el coronel Haro Iparraguirre le da cuenta al jefe del SIN, en mi presencia, que lo había llamado por teléfono desde Huancayo el general Fournier para preguntarle sobre las últimas coordenadas geográficas con la ubicación de “Feliciano” graficadas en la carta de situación en base a los reportes diarios que remitía la Dirección de Inteligencia Naval, y que el mayor Mavila Chauca se las proporcionó indicándole la posición exacta de la última que se tenía para que orientara el esfuerzo de búsqueda en el terreno.Esa noche se estableció nuevamente el contacto, pero con una variante, pues quien operó el equipo de radio no fue “Feliciano” sino que se escuchó la voz de la “camarada Rina”, una de las tantas mujeres que conformaba el equipo de su seguridad personal. Por encargo del “Profesor” —que no era otro que el líder del bloque escisionista “Proseguir”— le dio una serie de disposiciones a “Blanca”, indicándole que se sancionaría a “Alcides”, porque tomaba mucho licor. En el curso de la comunicación “Rina” manifestó que estaban sucediendo muchas cosas raras, pues habían llegado las patrullas por la zona donde estaban ellos y por eso se mudaron a otro punto hacía rato.
El hecho que no hablara “Feliciano” en esta comunicación, y que en su reemplazo lo hiciera una de sus mujeres de confianza, ponía en evidencia que el “Profesor” se había ocultado ante la presencia de alguna patrulla militar. Por tanto, era necesario esperar al próximo contacto, que como de costumbre sería al día siguiente a la hora convenida.
Conforme a ello, el 3 de julio de 1999 a las 21:00 horas “Blanca” encendió el equipo de radio y comenzó con sus silbidos cortos, y del otro lado respondieron de la misma forma, con silbidos muy bajitos, y cuál sería la sorpresa para todo el equipo del general Fournier, pues era el mismo “Feliciano” quien contestó con una pregunta, y como “Blanca” se hacía la que no lo escuchaba, éste se molestó y con una grosería le pidió que informara, pues su batería estaba baja. Frente a ello “Blanca” intentó continuar con la comunicación, pero “Feliciano” ya no contestó. Había que esperar hasta el próximo contacto y soportar su intemperancia.El 4 de julio de 1999, a la hora acordada “Blanca” prendió el equipo para modular, empezando con el santo y seña senderista, y quien contesta nuevamente es la “camarada Rina”, la cual de inmediato le indicó a “Blanca” que cambiara de frecuencia para seguir con el contacto. Lo más rescatable de esta comunicación es la frase que vierte “Rina”: “las chicas están jota jota... pronto se irán”. Luego se despidieron hasta la próxima comunicación,Más tarde el general Fournier informaría a la jefatura del SIN que una vez concluido este último contacto y estando a las frases vertidas por “Rina”, al comunicarse con “Blanca”, vio por conveniente analizar con los colaboradores senderistas y su equipo de inteligencia, el significado de la frase “las chicas están jota jota”. De los colaboradores presentes el más caracterizado para poder explicar era “Raúl”, quien al ser preguntado descifró esa expresión. En efecto, para “Feliciano” eso significaba que el personal del Ejército que sale de patrulla no aguanta ni tres días de frío, y como ya estaban una semana en el campo era seguro que se retirarían, abandonando la zona, pues esa era su forma de proceder, ya que así lo han hecho siempre en otros lugares, mientras los senderistas se ocultaban manteniendo radio silencio en las comunicaciones y restringiendo totalmente sus desplazamientos.La razón por la cual no utilizaban el contacto radial, obedecía al hecho de que “Feliciano”, que era experto en comunicaciones, consideraba que cuando estaba en alguna base o en determinada posici óngeográfica,podíaaprovecharelrastreo de las comunicaciones del Ejército Peruano; él conocía perfectamente que sus operadores de radio durante todo el día se la pasaban hablando con otras estaciones homólogas y no utilizaban un lenguaje codificado, pues siempre conversaban en claro sin ninguna restricción, ya que no poseían una disciplina en sus comunicaciones. Incluso daban parte a sus escalones superiores de los movimientos de personal, de los vuelos de helicópteros, de los evacuados, de sus efectivos, al ser muy indisciplinados, lo cual constituía una vulnerabilidad que era aprovechada por los planificadores de ataques terroristas.Ese día “Raúl” con mas seguridad y confianza en sí mismo, mostrando su fingida disposición de cooperar, maliciosamente se abrió totalmente y proporcionó una información de gran valor señalando que “Feliciano”, como hijo de militar y hermano de militares, conocía muy bien las costumbres en el Ejército Peruano, a tal punto que se daba el lujo de escuchar el parte diario que daban todas las bases al jefe de Estado Mayor Operativo de Ayacucho y de Huancayo, hecho que le posibilitaba conocer la cantidad de efectivos por base, el día y hora que salían de patrullaje y a los lugares donde se desplazaban. Ello le permitía escoger además elterreno más apropiado para emboscarlos en la hora y el momento que consideraba adecuado, pues conocía con anticipación las rutas de sus desplazamientos y podía atacarlos sorpresivamente y con plena iniciativa a efecto de causar bajas para obtener armamento y munición de aquellos soldados caídos.Asimismo, indicó que todo el trabajo de inteligencia se echaba por la borda debido a la indisciplina de los operadores de radio, un personal que nunca utiliza el sistema de claves para comunicarse, pues casi siempre obra por la ley del menor esfuerzo. Estos operadores —señaló— hablaban en claro, infringiendo las medidas de seguridad en la transmisión de los mensajes. Además, precisó, existía otra limitación que “Feliciano” aprovechaba y era el gran desconocimiento del terreno que tiene el personal de tropa y oficiales, y como un ejemplo puso la situación que se vivía en ese momento: la Segunda Región Militar para movilizar sus patrullas tenía que recurrir nada menos que al empleo de guías de las propias filas senderistas como es el caso de “Alcides” y “Romeo”. “¿Qué les parece?”, se preguntó “Raúl” en voz alta, de acuerdo al reporte de inteligencia.
Esta información correspondía a una realidad totalmente cruda y descarnada de hechos que evidentemente causaban un gran perjuicio en el desarrollo de las operaciones militares en áreas rurales donde actuaban las redes terroristas. La narración de esa situación por parte de “Raúl” incentivó a “Blanca”, quien intervino brindando su opinión. Para ella los oficiales del grado de comandante, mayor y capitán nunca salen de sus bases. No se les veía en el campo nunca. Sólo van de patrulla los tenientes y el personal de tropa, los cuales son muy novatos, pues no conocen el terreno y resulta muy fácil emboscarlos.Estando a la gravedad del reporte de inteligencia recibido, el jefe del SIN dispuso que el coronel Haro Iparraguirre me apoyara para elaborar una Nota de Inteligencia que contenga detalladamente las informaciones obtenidas por el equipo del general Fournier a fin de distribuirla con el carácter de muy urgente al Comando Conjunto de las Fuerzas Armadas y a los comandantes generales del Ejército, de la Marina de Guerra del Perú y de la Fuerza Aérea del Perú. Era imprescindible que estos altos mandos de la Fuerza Armada tomaran inmediato conocimiento de esas informaciones, adoptaran las medidas correctivas del caso, al tenerse un perfil operacional y modo de actuar de nuestras propias fuerzas y las formas de acción que venía utilizando el bloque escisionista “Proseguir” en contra de ellas. La Comunidad de Inteligencia también fue debidamente informada de esos hechos por el canal de inteligencia respectivo.El 5 de julio de 1999, a la hora convenida “Raúl” abrió las comunicaciones para tratar de entrar en contacto, ya sea con “Feliciano” o con la “camarada Rina”, pero nadie contestó ese día, motivo por el cual el general Fournier tuvo que esperar sea la hora de emergencia, en que igualmente no hubo enlace. Para estos casos el procedimiento establecido por “Feliciano” era mantenerse en silencio hasta el día siguiente a las ocho de la mañana a fin de restablecer el contacto como primera opción. En el supuesto de no producirse el contacto se tenía que aguardar hasta las nueve de la mañana en segunda alternativa, pero lo singular fue que, en las dos ocasiones, no se realizó ningún tipo de contacto.De acuerdo a la inteligencia disponible a partir de la noche del 5 de julio de 1999, “Feliciano” consciente al parecer del intenso patrullaje difuso y confuso y sin mayor control del terreno, tomó la decisión de mantener radio silencio (RADSIL) por un espacio aproximado de ocho días, para dar la impresión que había logrado salir de la zona de operaciones y evadir el cerco de las tropas. Fue una típica estratagema de engaño que puso en práctica hábilmente, pues por lo menos generaba duda, lo que para él eso ya era una ganancia.
Frente a este escenario, ¿qué debía hacer la inteligencia operacional? El general Fournier frente a dicha estratagema optó por efectuar un reconocimiento a la zona de Ullá a partir de Palián. La razón era que ese fue el punto donde “Alcides” había dejado a “Feliciano” y por tanto se tenía que apreciar la situación en el mismo terreno. Es así que manteniendo el compartimentaje entre su propio equipo especial de inteligencia y teniendo como guía a “Alcides” se inició la operación de reconocimiento en forma encubierta con la fachada de ser turistas, contando con la presencia de la psicóloga, la doctora Mary Pérez Palomino.Al llegar a un punto determinado, y desde las alturas, “Alcides” reconoció en el terreno la ubicación de la antena parabólica de Lampa y oteando el horizonte determinó el lugar donde estaba Ullá, a sólo 200 metros de la carretera. En esa oportunidad “Alcides” también señaló el lugar por donde habían venido y lo más importante es que precisó que “Feliciano” era acompañado por dos hombres y siete mujeres, pues la fuerza principal con que normalmente operaba se quedó distanciada a dos o tres días de camino, de modo que en esas circunstancias y condiciones el cabecilla terrorista era muy vulnerable. Luego de ello, en horas de la tarde, retornaron a Huancayo en el mismo vehículo sin haber sido detectados. Se había mantenido la confidencialidad de la operación.
El 12 de julio de 1999 a las 08:00 horas, y por disposición del general Fournier, se preparó el escenario para tratar de reiniciar el enlace con “Feliciano”. El encargado de la misión fue “Alcides” que salió al aire con el típico silbido senderista a fin de que cualquier estación de esa red terrorista identifique el santo y seña que tenían establecido como clave; pronunciaba, además, los seudónimos de todos los mandos del bloque escisionista “Proseguir”, con el deliberado propósito de que alguien conteste el silbido.Ante la persistencia de “Alcides”, de pronto alguien contestó el silbido y entraron en enlace. La sorpresa fue mayúscula, pues la voz que contestó le correspondía nada menos que a Víctor Quispe Palomino (a) “José”, quien a la caída de “Feliciano” asumiría el mando en el bloque “Proseguir”. “Alcides” le manifestó al “camarada José” que hacía dos semanas que no tenía comunicación con el “Profesor”, refiriéndose a “Feliciano”.El hecho más importante de este contacto es que “José” refirió que estaba lejos del “Profesor” y que iban “a hacer partido”. Al preguntarle el general Fournier a “Alcides” cuál era el significado de la expresión “hacer partido”, éste explicó que ello quería decir que comenzarían a realizar maniobras de distracción como una estratagema de engaño. Esto es que, con el propósito de atraer a las tropas hacia su posición, efectuarían movimientos en las alturas opuestas donde estaba la ubicación real de “Feliciano”. De estemodo el cabecilla podía evadir el cerco que habían establecido las patrullas del Ejército alrededor suyo.Después de las 9:00 horas y estando encendido el equipo de radio, de pronto se escuchó sorpresivamente una comunicación de “Feliciano” con una tercero al que daba instrucciones a fin de comenzar a jugar el partido que “José” y “Alejandro” ya sabían, por lo cual debía ponerse en contacto urgente con ellos. Esta conversación corroboraba la información de “Alcides” en el sentido de que “Feliciano” lo que buscaba era escapar del cerco de las patrullas con maniobras de engaño.
Por iniciativa del general Fournier —en presencia de todo el Equipo Especial de Inteligencia “Llanero”, de los colaboradores y la doctora Mary Pérez Palomino— es que “Alcides” ingresó en las comunicaciones radiales para ver si “Feliciano” le contestaba. Esa decisión correcta y en el momento adecuado tuvo su resultado positivo, pues el líder de la facción “Sendero Rojo” contestó al pedido de contacto formulado por “Alcides” y lo primero que hizo —como es una característica de su personalidad— fue llamarle la atención con lisuras. Felizmente “Alcides” tenía bien aprendida y ensayada la coartada, de modo que con audacia siguió con el juego de la conversación radial, respondiendo todas sus preguntas hasta que llegó un momento en que “Feliciano” le ordenó a “Alcides” que se mantenga en espera con la radio encendida, esto es un QAP, como se dice en el lenguaje de las comunicaciones radiales.Después de 40 minutos de espera nuevamente se escucharon los silbidos cortos de “Feliciano” preguntando por “Alcides”, quien al contestarle al “Profesor” recibe como instrucción que avise a “Blanca” y “Raúl” a fin de que estén preparados para un posible encuentro en el punto 74.19 —que según el código de claves secretas que fuera encontrado por el general Fournier en la casa de “Romeo”, correspondía a la localidad de Acopalca. En este contacto, “Feliciano” precisa que “Blanca” debía llevar consigo lo que tenía en su poder, refiriéndose a los cinco mil dólares americanos enviados por el “camarada Artemio”, las claves secretas para el empleo en la comunicación radial, las botellas de anís Nájar y anís Del Mono, más víveres.“Alcides” al leer una nota manuscrita que le alcanza en ese momento el general Fournier, le pregunta a “Feliciano” en lenguaje codificado, si las patrullas estaban por su lado —con el objeto de poder conocer el lugar geográfico donde se encontraba en ese instante—, recibiendo como respuesta categórica la palabra negativo y a continuación una mentada de madre, añadiendo: “¿Para qué preguntas esto? ¡Ya estoy lejos!”. Luego “Feliciano” dispone que el siguiente contacto debe ser a las 16:00 horas, pero teniendo presente la hora prevista en caso de emergencia.Había que esperar con paciencia la llegada de esa hora para el nuevo contacto. Felizmente el general Fournier y su equipo de inteligencia eran conscientes que el éxito de la misión pasaba por saber esperar y adelantarse a la próxima jugada de “Feliciano”. Analizando la situación en conjunto, llegaron a la conclusión que “El cojo”, como también se le conocía, estaba cerca de Huancayo, pues le era más fácil llegar a dicha ciudad que retornar a la zona del Ene. Esta sería la explicación del porqué haber dispuesto la realización de maniobras de distracción en la zona opuesta a donde se encontraba. Lo que buscaba era que las patrullas militares orienten su accionar sobre esas áreas geográficas a fin de que él pudiera bajar sin problemas a Huancayo.En esta oportunidad se reinició el contacto radial a la hora del enlace prevista para casos de emergencia, y lo primero que ordenó “Feliciano” fue cambiar de frecuencia —por medida de seguridad—a fin de continuar la comunicación. Para las 17:00 horas en que se realizaba dicho enlace con “El cojo”, éste estaba en la zona conocida como Chuspi. A ello se debió la indicación de que tanto “Alcides” como “Blanca” y “Raúl” tenían que estar preparados para el momento que él les avisara. Esta vez preguntó cómo estaba la ruta hacia Acopalca y “Alcides” le contestó que muy bien hasta la zona de Palián. Asimismo, “Feliciano” ordenó que “Alcides” vaya hasta Acopalca a pie haciendo reconocimiento del terreno. Quedaron en contactarse —por la nueva frecuencia dada en ese momento— a las 22:00 horas, no sin antes concluir “Feliciano” con una acostumbrada mentada de madre, sin motivo o razón alguna a su interlocutor. Ese era su estilo de mando, el que él creía era necesario para imponer su autoridad y someter a sus escalones subordinados.
En dicha comunicación “Feliciano” habló por espacio de 20 minutos, rompiendo todos los protocolos y medidas de seguridad establecidos, mostrándose además irascible, descontrolado y muy prepotente con su propia gente. Ello explicaría el profundo resentimiento que le tenían “Alcides” y “Raúl” y en ello también radica el motivo por el cual decidieron colaborar con el general Fournier, quien al percatarse de ese hecho supo sacarle el debido provecho, con el objetivo de cumplir con su misión de ubicar a “Feliciano” a fin de que sea capturado por efectivos del Ejército Peruano.Concluido este enlace, el general Fournier se comunicó telefónicamente con el contralmirante Humberto Rosas, jefe del SIN, para darle parte de las últimas novedades y brindarle la nueva frecuencia de radio por la cual a las 22:00 horas habría un nuevo enlace entre “Feliciano” y “Alcides”, con el propósito de que el Departamento de Información Electrónica del SIN realice la interceptación radial correspondiente para que en tiempo real se conociera la evolución de los hechos. Mientras que en el Departamento de Subversión el coronel Haro Iparraguirre, apoyado por el mayor Mávila Chauca, analizando la situación y coincidiendo con la apreciación del general Fournier, dedujeron que “Feliciano” en cualquier momento iba a decidir realizar su ingreso a la localidad de Huancayo y que en ese propósito estaba buscando la forma de hacerlo sin correr riesgos.Conforme a ello, estando a mi recomendación basada en el análisis y evaluación del coronel Haro y el mayor Mavila, se formuló una Nota de Inteligencia con el carácter de muy urgente para remitirse al Comando Conjunto de las Fuerzas Armadas y al Comandante General del Ejército a fin de que las tropas adopten todas las medidas de seguridad y eviten caer en el engaño estratégico diseñado por “Feliciano” al ordenar las maniobras de distracción. Igualmente, el jefe del SIN dispuso que en la Sala de Conferencias ubicada frente a su despacho, el Departamento de Información Electrónica instalara un equipo de radio con su respectivo operador para que en tiempo real escucháramos —todos los encargados de la operación— el enlace de “Feliciano” y “Alcides”. La Comunidad de Inteligencia también fue alertada, particularmente la DINTEMAR, para que efectúe su labor a fin de ubicar la posición geográfica de “Feliciano” mediante el procedimiento de radiogonometría.
Llegadas las 22:00 horas, el general Fournier por estrategia dispuso que “Blanca” sea la persona que dé inicio al enlace y “Feliciano” al escucharla le preguntó si estaba avanzando y en qué lugar se encontraba. Ella le contestó que por San Jerónimo al norte de Huancayo, camino a Jauja. Acto seguido “El cojo” mostró su verdadero interés al inquirirle si conocía cuál era el punto convenido para que se encontraran y “Blanca” con mucha seguridad en sí misma le contesta que a Vilcacoto, donde llegaría al amanecer a fin de hacer contacto personal. “Feliciano” como que se molestó, pues “por las puras me hicieron apurar”, señaló. Para esa hora ya se encontraba a inmediaciones de Acopalca sobre la carretera que va con dirección a Vilcacoto.Luego de ello, ordenó que salga modulando “Alcides” por otra frecuencia establecida en las claves encontradas, de modo que “Blanca” le pasó a “Alcides” el micrófono para que rápidamente pueda ubicar la nueva frecuencia. Mientras en el SIN hacíamos lo propio, pues nuestro operador de radio también procedió a ubicarla, y con el contralmirante Rosas, el coronel Haro y el mayor Mavila estuvimos atentos a la comunicación referida, teniendo a la vista la carta de situación que había sido instalada en la Sala de Conferencias.Al iniciar “Feliciano” el enlace con “Alcides”, la conversación radial nos permitió confirmar con absoluta seguridad la hipótesis que teníamos sobre su decisión de ingresar a Huancayo en la madrugada del 13 de julio de 1999. Y además que en ese momento estaba ubicado en Acopalca. Estaba claro que bajaría hasta Vilcacoto y que el encuentro de ambos se daría a las tres de la madrugada en dicha zona. Al escuchar esa información, con el jefe del SIN se decidió —por unanimidad de todo el equipo de seguimiento— alertar por una línea blindada a través de un teléfono encriptado, al oficial a cargo del Comando Operativo del Frente Interno (COFI) para que a su vez dictara las medidas pertinentes a las tropas que estaban operando por esa zona de seguridad.Casi simultáneamente, el general Fournier llamó por teléfono a mi secretario el capitán Mario Ruiz Agüero para comunicarse con el contralmirante Humberto Rosas, quien no pudo contestarle en ese momento porque estaba recibiendo al presidente Fujimori que —para informarse de la situación— había llegado a las instalaciones del Servicio de Inteligencia Nacional. Es por eso que me pasa el teléfono y el general Fournier hace un resumen de los temas más saltantes de la conversación radial entre “Feliciano” y “Alcides”. El punto de vista y la apreciación del general Fournier era muy importante, pues con su Equipo Especial de Inteligencia “Llanero” estaba en el campo, dentro del teatro de operaciones, y conduciendo las acciones de inteligencia. De modo que su análisis y las decisiones que iba adoptando progresivamente, eran las más convenientes.Preguntado sobre el plan de acción de inteligencia que desarrollaría a partir de ese momento, manifestó que había diseñado uno a ser ejecutado por su equipo especial de Inteligencia, apoyado por algunos agentes de inteligencia (AI) del Ejército que operaban en la zona. Para reconfirmar nuestra información le pregunté cuál sería la frecuencia con que saldría “Feliciano”, a fin de rastrearlo. Me la dictó y anoté. Coincidía con la que conocíamos y nos despedimos, no sin antes felicitarlo por su brillante trabajo. De ahí informé al presidente Fujimori, quien esa noche permaneció sin dormir—al igual que el equipo de seguimiento— observando la evolución de los hechos.Concluida nuestra comunicación telefónica con el general Fournier, éste inmediatamente se contactó personalmente con el general Carlos Indacochea Ballón, para alertarlo de la llegada de “Feliciano” a Vilcacoto a las tres de la madrugada del martes 13 de julio. Asimismo, le informó sobre el esquema del plan que desarrollaría para ir en su búsqueda. Al ser preguntado con qué personal iría, contestó que con su Equipo Especial de Inteligencia “Llanero”, algunos agentes de inteligencia del Ejército, y el comandante EP Nerio Huacac, oficial que acababa de llegar de patrullaje con 14 soldados; y ello —dijo— era suficiente para esa misión.A las dos de la mañana partió el general Fournier —luego de informarle al contralmirante Rosas— en tres vehículos y con todo el personal antes mencionado, al cual se incorporó por orden del general Carlos Indacochea Ballón, el coronel EP Tito NúñezMantilla, con la anuencia del citado contralmirante y del equipo de seguimiento del SIN. Siendo las 2:50 de la madrugada, uno de los agentes de inteligencia del Ejército dio la voz de alerta de que estaban próximos a llegar a Vilcacoto; el general Fournier ordenó hacer alto para ocultar los vehículos fuera de la carretera, e instalarse en forma encubierta, a fin de ver el desarrollo de la situación a partir de ese momento. A las 3:00 horas “Alcides” intentó la comunicación radial con “Feliciano”, pero éste no contestó. Había que esperar.
Como no hubo contacto a la hora prevista, a las 3:20 a.m. llamé por teléfono al general Fournier para conocer qué era lo que había pasado en el campo y preguntarle dónde estaba. Me contestó que se hallaba en las afueras de Vilcacoto esperando a “Feliciano”. Es así como a esa hora —en presencia de todo el equipo de seguimiento en el SIN— tuvimos el siguiente diálogo:—“Tres Tres”, ¿ahora qué vas a hacer? ¡Aquí está el Presidente esperando noticias tuyas!—Hay que esperar la hora de emergencia, doctor... —me contestó, y a su vez le repregunté:—¿Cuál es la hora de emergencia, “Tres Tres”?—A las cuatro y diez —respondió Fournier.—“Tres Tres”, dame la frecuencia para que podamos escucharlo —insistí ante la mirada atónita de todo el equipo de seguimiento.—Mire, no puedo prender luces, estoy frente al cojo “Feliciano”... ¡No se puede ver nada!—¡Fíjate cómo lo haces “Tres Tres”!, pero díctame la frecuencia de contacto, pues el Presidente está preguntando.—Ya se la di a Roberto Huamán Azcurra —me contesta en tono muy bajo, lo cual denotaba que estaba en una posición crítica.—Sí, pero él no está aquí. ¡Se encuentra en otro sitio! —insistí pese a intuir su situación, pues requeríamos la frecuencia para poder escuchar la comunicación de “Feliciano”.—Tome nota: 70.14 USB —me dictó en voz baja la frecuencia de radio.—Copiado, “Tres Tres”. Cualquier novedad me comunicas inmediatamente. Estamos en escucha permanente todos por acá.—Ya, está bien. Terminado —agregó “Tres Tres”. Con su información sobre la frecuencia para el próximo contacto, el operador de radio que estaba con nosotros en la Sala de Conferencias del SIN, programó su equipo y esperamos para escuchar la comunicación en ciernes.A las 4:10 a.m. “Feliciano” entró en enlace, preguntando si había llegado al punto acordado, ante lo cual “Alcides” contestó afirmativamente, agregando que estaba con “Blanca” y “Raúl” esperando órdenes. Como a su vez le preguntara a “Feliciano” dónde se encontraba en ese momento, éste le respondió que a 200 metros de Vilcacoto. Ante ello “Alcides” le comenta que los tres irían a su encuentro. Pero el cojo astutamente le dice que primero suba “Blanca” sola por la carretera y que traiga los encargos. Después de ello le avisaría para que suban juntos “Alcides” con “Raúl”, y cortó abruptamente la comunicación.Menudo problema que se le presentó al general Fournier para decidir qué hacer. Era una difícil decisión de campo, que sólo a él le correspondía. En ese momento “Blanca” no tenía los cinco mil dólares, las claves, el licor ni los víveres, y entonces, ¿qué le diría a “Feliciano”? Era posible que “Feliciano” detectara que ella estaba colaborando con el Servicio de Inteligencia Nacional, y como respuesta la matara y huyera en silencio, echándose a perder toda la operación de inteligencia. ¡Qué difícil decisión de campo!, pensamos todos en el SIN. Frente a ello el equipo de seguimiento en el SIN decidió que yo llamara al general Fournier para conocer su decisión. Me contestó el coronel Vargas, pues el general Fournier estaba pensando precisamente qué hacer, a partir del hecho que “Blanca” no iría sola de ninguna manera. Dije: “Lo que decida el general que nos comunique”. Me respondió Vargas: “Está bien, doctor”. Dimos por terminado nuestro contacto.
Por su parte, el general Fournier con el comandante Huacac y su equipo de inteligencia intercambiaron ideas. Finalmente acordaron que la aproximación al objetivo se debía realizar con otra forma de acción, sin perder tiempo, antes de que el amanecer lossorprenda y haya visibilidad a distancia y “Feliciano” los pueda ver. Para ello el esquema del plan contemplaría el cuidado de la vida de “Blanca”. La patrulla debía desplegarse e iniciar la aproximación en forma escalonada, con “Blanca” a la cabeza, a corta distancia, sin que por ningún motivo se le pierda de vista. La seguirían los 14 soldados al mando del comandante Huacac y luego el equipo de inteligencia. Adoptada esa decisión, el general Fournier me llamó telefónicamente para exponer la situación y el plan concebido. La conversación era con alta voz, de modo que todo el equipo de seguimiento en el SIN escuchamos su esquema de plan y estuvimos de acuerdo.Era la primera vez que una patrulla va a una misión comandada por un general del Ejército, como jefe; dos coroneles, uno del Ejército y otro de la Policía Nacional; dos comandantes, uno del Ejército y otro de la Policía Nacional; dos mayores, uno del Ejército y otro de la Policía Nacional; un capitán de la Policía Nacional, ocho agentes de inteligencia del Ejército y 14 soldados del Ejército, y así empezó el desplazamiento con destino a su objetivo: la ubicación y captura de “Feliciano”.Como en el SIN no teníamos información sobre la evolución de la situación, se decidió que nuevamente a las 05:12 a.m. llamara telefónicamente al general Fournier para saber su status. Me contestó con voz muy baja que ya se encontraban en Vilcacoto, pero aún no habían hecho contacto con “Feliciano”. Cuando en eso alcanzó a decirme: “Voy a cortar, ahí están llegando. Vienen, vienen, están entrando”, y se quedó mudo. “Tres Tres, ¿quién viene?”, le pregunté, pero ya no me contestó, pues la comunicación se cortó.Después supimos que a las 5:15 a.m. pasaron frente al general Fournier a casi tres metros de distancia tres mujeres presurosas como si estuvieran huyendo de alguien. ¿Qué había pasado? El comandante Huacac y “Blanca”, que iban en la punta, fueron los primeros en verlas, y por táctica las dejaron pasar sin dejarse ver a fin de luego seguirlas a corta distancia para observar sus movimientos y contactos. El anillo de seguridad que seguía las interceptó y redujo, capturándolas. De inmediato procedieron a introducir a un vehículo a dos de las mujeres, mientras que la tercera ponía resistencia. En eso llegaron el general Fournier acompañado de “Alcides”, quien reconoció que esta última era su mujer llamada “Marcela”, de modo que la separaron de las otras dos.Con esta intervención había caído la avanzada que astutamente envió “Feliciano” como medida de seguridad antes de dar la cara. Se trataba de “Diana II”, “María” y “Marcela”, la mujer de “Alcides”, las cuales tenían por misión tomar contacto con “Blanca”. Rápidamente sobre el terreno, el general Fournier indicó que “Blanca” y “Alcides” le preguntaran a “Marcela” dónde habían dejado a “Feliciano”. Está dijo que estaba cerca de la entrada a Vilcacoto, oculto en una acequia, pasando por una casa al borde de la carretera. La pregunta lógica del general Fournier fue: “¿Con quién está Feliciano?”; y “Marcela” contestó: “Con Pablo, con Agustín y cuatro mujeres nada más”.Había que continuar con la búsqueda de “Feliciano” y para ello el general Fournier organizó, sobre la marcha, dos equipos. Uno al mando del comandante Huacac, para que se adelante dos o tres kilómetros de distancia por la misma carretera, y a partir de ahí retorne a pie en sentido contrario buscando al objetivo; y otro, al mando del general Fournier que empezaría subiendo a pie por la carretera desde el punto en que se encontraba. Mientras los agentes de inteligencia del Ejército cubrirían los dos flancos de la pista para tener el control de toda el área. Después de peinar la zona de esa manera se volvieron a encontrar el comandante Huacac con el general Fournier, sin haber ubicado a “Feliciano”.Ante esta situación Fournier decidió enviar al comandante Huacac hasta unas cumbres, con el propósito de cortarle la retirada a “Feliciano”, que estaba muy cansado y sin tomar alimentos por varios días. Este no podía ir muy lejos, y lo más seguro era que se hubiera ocultado hasta ver cómo salir del cerco cada vez más estrecho sobre su persona. Tenía, además, tres bajas por la captura de su avanzada, las mujeres que lo cuidaban.
A las 06:30 horas del día 13 de julio de 1999, nuevamente por acuerdo del grupo de seguimiento en el SIN, se decidió que yo llamara telefónicamente al general Fournier para conocer las últimas novedades con la finalidad de informarle al presidente Fujimori, que no había descansado toda la noche. Por eso es que le pregunto:—Oye “Peluca”, ¿qué es de Estela?—¿Cuál Estela? —me responde algo intrigado y para observar mi reacción.—Tu hembrita, pues, “Peluca”...—¿Mi hembrita? ¿Cuál hembrita? ¿Estela? —contesta evasivamente.—“Peluca”, como tienes varias hembritas de repente no te acuerdas, ¿es cierto?—Ja, ja, ja, ja... no es para tanto, usted sabe, somos hombres.—Yo no sé, “Peluca”. Mi pregunta concreta es: ¿qué es de Estela?—¿Estela?... —me vuelve a responder con sorpresa.—Sí, “Peluca”... Estela.—Bueno, yo no recuerdo a ninguna Estela.—Claro, como tú tienes varias hembritas. Entonces, ¿cuál es tu preferida?—No sé qué decirle, pero usted insiste en Estela particularmente. No sé... —contesta haciéndose el tonto. Era obvio que “Feliciano” encubría a “Estela” y por eso, para darle un ligero golpe afectivo, le digo:—¿Y Ernestina Hinostroza Canchari no es llamada por ti como “Estela”?—Ah... claro que sí. Yo creí que usted me preguntaba por otra Estela que no conozco.—Mira “Peluca” cómo te vibra el corazón y te pones alegre cuando te menciono a Ernestina. Estás templado de ella, ¿es verdad?“Feliciano” me mira, se sonríe y me pregunta: “¿Qué hay de Ernestina?”—Ja, ja, ja, ja... —me rió yo y le digo a su vez: —¡Ya ves “Peluca”! Luego conversaremos de ella. ¿Okey?—Okey, doctor Montesinos.—Mira, “Peluca”, yo te hablo de tu hembrita Ernestina, y tú me cuentas de Víctor Quispe Palomino alias “José” y de Leonardo Zúñiga Huamaní alias “Alipio”. ¿Qué te parece el trato?—Ja, ja, ja, ja... —vuelve a reír “Feliciano” y luego se queda callado.Así le lancé la idea para que vaya pensando sobre lo que se debía conversar conmigo de la gente del bloque escisionista “Proseguir” que seguía operando en el valle de los ríos Apurimac y Ene. En ese momento llegamos al Servicio de Inteligencia Nacional y le digo:—Bien, “Peluca”, aquí permanecerás por mandato del Consejo Supremo de Justicia Militar hasta nueva orden. Vendrán los magistrados militares a tomar tus declaraciones. Por ahora, te sugiero te bañes y cambies de ropa, ¿okey?—¿Quién me dará la ropa?—No te preocupes. Mandaré a preparar un lomo saltado para que desayunen ustedes. Yo regresaré. Nos vemos después, “Peluca”.
—Por favor, regrese doctor Montesinos.—Volveré, “Peluca”, tranquilo... —y me despedí de “Feliciano” para ir a darle parte al jefe del SIN, contralmirante Humberto Rosas, que el cabecilla terrorista ya estaba en nuestras instalaciones en cumplimiento del mandato del Fuero Privativo Militar, a fin de que oficiara a dicho órgano jurisdiccional dando cuenta de ese hecho.
Así se iniciaba otra fase en la lucha contra la red terrorista Sendero Luminoso, particularmente contra el bloque escisionista “Proseguir”. Los diálogos y trabajos de inteligencia que desarrollé con “Feliciano” y las tres mujeres de su pelotón de seguridad durante el tiempo que estuvieron en los locales del SIN hasta el día en que fueron internados en los penales respectivos por mandato del Consejo Supremo de Justicia Militar, serán materia de otro ensayo posterior.“Feliciano” nunca se imaginó, y menos sospechó, que había sido objeto de una estratagema de engaño que fue implementada para que salga al aire y entable contacto radial con “Alcides” y “Blanca”–los cuales fueron hábilmente reclutados como colaboradores por el general Fournier– y a partir de ese hecho manipularlo con la finalidad de ir dirigiéndolo con mucha paciencia desde la antena de Ullá en Lampa Pariahuanca, hasta la quebrada que baja por Acopalca-Vilcacoto-Cochas-Palián a Huancayo, lo cual viabilizó su captura por una patrulla del Ejército Peruano.Su captura significó un fuerte y contundente golpe para el bloque escisionista “Proseguir”, pues sufrió la caída de su máximo cabecilla. Ese hecho generó inicialmente en dicho bloque un vacío en la conducción política y militar, que luego fue llenado por Víctor Quispe Palomino (a) “José” y Leonardo Huamán Zúñiga (a) “Alipio”.El Servicio de Inteligencia Nacional había cumplido con la directiva presidencial de realizar las acciones de inteligencia necesarias para lograr su ubicación y posterior captura por el Ejercito Peruano. Dentro del SIN fue el Departamento de Subversión el que diseñó el Plan de Operaciones de Inteligencia y Contrainteligencia contra el Terrorismo (POICT) N° 003 “Solitario” para ubicar a “Feliciano”. La misión fue cumplida por el Equipo Especial de Inteligencia “Llanero” al comando del general EP Eduardo Fournier Coronado, quien fue uno de los artífices de esta operación contraterrorista. Por todo ello, mi especial reconocimiento a dicho equipo y a su comandante de operaciones. Asimismo, al general Carlos Indacochea Ballón y a su segundo comandante, el general José Huertas Torres.Con esta captura se cierra en julio de 1999 un nuevo ciclo en la lucha contra la red terrorista Sendero Luminoso, después de la captura y posterior capitulación de Abimael Guzmán Reinoso y Elena Albertina Iparraguirre Revoredo en el mes de octubre de 1993 como resultado de la ejecución del Plan de Operaciones de Inteligencia “Misti 92". La estrategia política del Estado peruano fue generar progresivamente a partir de dicha capitulación la ruptura orgánica de Sendero Luminoso para lograr su escisión y división en dos bloques antagónicos entre sí, objetivo que se cumplió a cabalidad con la ejecución complementaria del Plan de Operaciones de Inteligencia “Deslinde 95" y del Plan de Operaciones Sicológicas”Consolidación 96", siendo Abimael Guzmán Reinoso cabeza de un bloque y Oscar Ramírez Durand la cabeza del bloque antagónico.Conforme a ello, durante el gobierno del presidente Fujimori se logró producir el cisma ideológico, programático y organizacional en las filas de Sendero Luminoso, que era una red terrorista inaccesible, impenetrable e inexpugnable. ¿Qué les parece?Un bloque fue conformado por los dirigentes y militantes que siguen la línea programática definida por Abimael Guzmán Reinoso, los mismos que estaban “Por un Acuerdo de Paz y la realización de un Segundo Congreso” y a partir de fines del año 2000 “Por una Solución Política a los Problemas derivados de la Guerra. Amnistía General y por la Reconciliación Nacional”; y el otro, por el llamado bloque escisionista “Proseguir” que está por la continuación de la guerra interna en el Perú, cuyo cabecilla principal era Oscar Ramírez Durand (a) “Feliciano”, que fuera ubicado y capturado. Con esta captura dicho bloque sufrió un duro revés que motivó se produjera una recomposición interna y en línea de sucesión quedaron como los nuevos cabecillas de “Proseguir”: Víctor Quispe Palomino (a) “José” y Leonardo Huamán Zúñiga (a) “Alipio”, que operan en el Valle de los Ríos Apurímac y Ene (VRAE).Lamentablemente, pese al éxito obtenido por la ubicación y captura de “Feliciano”, se produjo posteriormente una operación no autorizada que realizó por su propia iniciativa y responsabilidad el general Fournier el 2 de octubre de 1999. Esta operación fue objeto de una terrible emboscada por un comando operativo senderista en la localidad de Sanibeni-Anapati, Satipo, Junín, en circunstancias que intentaba contactarse con Víctor Quispe Palomino (a) “José”. Como consecuencia de este ataque terrorista, fallecieron tres oficiales del Ejército que prestaban servicios en la 32' División de Infantería, un oficial y un suboficial perteneciente a la Aviación del Ejército y los colaboradores senderistas “Alcides” y “Saúl”. De hecho, el general Fournier fue objeto de un engaño estratégico cuando ejecutó dicha operación no autorizada.Felizmente, debido a la rápida reacción y resistencia del personal emboscado, que valientemente repelió el ataque, es quelos senderistas del bloque “Proseguir” que inutilizaron la cola del helicóptero con un explosivo, no pudieron causar más bajas pese a la sorpresa del ataqué. Este triste episodio constituyó un duro golpe para el Ejército Peruano por la muerte de 4 oficiales y un suboficial. Lo que nunca antes había sucedido. Ese penoso acontecimiento demuestra que la iniciativa no puede realizarse ad libitum por nadie.
Como consecuencia de este hecho, en el Servicio de Inteligencia Nacional nos reunimos un pequeño grupo de los principales expertos en terrorismo para analizar la situación de los grupos violentos en el Perú y llegamos a la conclusión que los conductores, planificadores y comandantes de operaciones de la red terrorista Sendero Luminoso necesariamente tenían que haber aprendido de los errores cometidos por Abimael Guzmán Reinoso en la conducción de la guerra popular prolongada hasta su captura en septiembre de 1992. Por tanto, esa experiencia los debía haber obligado a realizar un cambio, replanteándose su estructura organizacional y operativa en base a una doctrina que les permitiera poder adaptarse a las nuevas circunstancias políticas y militares.Era necesario conocer hasta qué punto y cuánto podía haber cambiado esta red terrorista en términos políticos, en sus capacidades de adoctrinamiento, en los aspectos de inteligencia, en su doctrina operacional y en su estructura organizativa, a fin de prepararnos para el siglo XXI como Comunidad de Inteligencia. Sólo así podríamos hacer frente a esta cambiante amenaza con una sólida capacidad de inteligencia para contribuir en forma vital a la seguridad de la nación.Después de la ubicación y captura de “Feliciano”, el SIN tuvo otro reto que cumplir en aras de consolidar la Pacificación Nacional en el país. Debía desarrollar las operaciones de inteligencia necesarias para lograr la desarticulación del bloque escisionista “Proseguir”, ubicando a sus nuevos cabecillas Víctor Quispe Palomino (a) “José” y Leonardo Huamán Zúñiga (a) “Alipio”, a fin de que sean capturados y puestos a disposición del órgano jurisdiccional.Con tal propósito se formuló el Plan de Operaciones de Inteligencia “Dúo 99", en que se estableció como misión que elServicio de Inteligencia Nacional se encargaría de desarrollar todas las acciones de inteligencia necesarias con la finalidad de ubicar a estos dos cabecillas del bloque “Proseguir”, pero lamentablemente esta operación quedó frustrada en septiembre del año 2000 por la desactivación de dicho organismo de inteligencia y el cese de todas sus actividades.Esa situación impidió que se pudiera cumplir con la misión asignada y es por ello que Víctor Quispe Palomino (a) “José” y Leonardo Huamán Zúñiga (a) “Alipio” vienen operando en el VRAE, como mando político y militar del bloque “Proseguir”, desde finales del gobierno del presidente Fujimori y durante los gobiernos de los presidentes Paniagua y Toledo y en lo que va del gobierno del presidente García; esto es, desde agosto de 1999 hasta la actualidad, sin que la hoy Dirección Nacional de Inteligencia (DINI) y el organismo precedente, el Consejo Nacional de Inteligencia (CNI), hayan podido lograr sus ubicaciones durante estos últimos 10 años.
Antes de concluir señalaré un hecho de trascendencia. La noche del 6 de febrero de 2000 en circunstancias que nos encontrábamos con el jefe del SIN, contralmirante Humberto Rosas Bounicelli, y otros analistas reunidos en la Sala de Conferencias de la Dirección Nacional del Frente Externo, asistiendo a una exposición sobre las implicancias del armamentismo de Chile para la Seguridad Nacional del Perú, escuchamos un alerta de seguridad de prioridad amarillo —que es la segunda en caso de mediano peligro de acuerdo a los protocolos vigentes— emitida por el Centro de Indicaciones de Respuesta Global del SIN, que como ya expliqué, estaba pendiente de cualquier información que pudiera recavarse sobre el accionar de las redes terroristas en el territorio nacional.Esa noche la información recibida fue que los internos por delitos de terrorismo en el penal de Yanamayo en Puno, se habían parapetado en su pabellón con el propósito de impedir una requisa y resistirse a la acción de la policía. Dentro de ese contexto un contingente de 24 efectivos policiales había ingresado al pabellón donde estaban recluidos los internos del MRTA y éstos los encerraron por la retaguardia quedando retenidos contra su voluntad e impedidos de movilizarse.Estando al mérito de dicha información el contralmirante Rosas ordenó que nos constituyéramos a la Sala de Situación del Departamento de Contraterrorismo, para efectuar una evaluación de la situación con los analistas de ambas redes terroristas y luego determinar el curso de acción por seguir. Asimismo, por una línea blindada y utilizando un teléfono encriptado el coronel Haro se comunicó con el jefe de puesto que tenía el SIN en la ciudad de Puno para que nos brinde un reporte detallado con relación a los sucesos en el penal de Yanamayo, a fin de informar al presidente Fujimori.
En la mañana del 7 de febrero de 2000 el jefe del SIN convoca a una reunión de emergencia a los comandantes generales del Ejército, de la Marina de Guerra y de la Fuerza Aérea del Perú, así como al director general de la Policía Nacional del Perú, para informarles sobre la situación existente en el citado penal. Estando reunidas dichas autoridades en la Sala de Conferencias de la Alta Dirección del SIN, sugerí la posibilidad de solucionar el problema suscitado recurriendo a la vía pacífica del diálogo directo con Osmán Morote Barrionuevo. Estando a la conformidad de los presentes, llamé por teléfono desde el lugar donde nos encontrábamos reunidos a la dirección del penal de Yanamayo solicitando una comunicación con dicho interno.Después de los trámites respectivos, se produjo la conversación que sostuviera inicialmente con Osmán Morote Barrionuevo y luego con María Guadalupe Pantoja Sánchez, solucionándose así el conflicto por la vía del diálogo, quedando liberados acto seguido los 24 policías y volviendo la normalidad al penal. Ese hecho ha quedado documentado en un audio donde está registrada la comunicación telefónica de ese día, la cual incluyo en su integridad como un anexo al presente libro, por considerar que es de interés público.Una vez más el SIN demostró ante los altos mandos de las Fuerzas Armadas y la Policía Nacional del Perú su capacidad de solucionar conflictos por la vía pacifica, mediante la persuasión y sin recurrir al uso de la fuerza. Mucho menos al empleo de la violencia.Concluiremos el relato de esta etapa en la lucha contra el terrorismo durante la década de los 90, formulando las siguientes interrogantes: ¿Por qué la DINI no puede ubicar a los comandos operativos terroristas en el VRAE? ¿Qué les falta para poder cumplir con esa misión? ¿Su actual estructura organizacional y operativa es la adecuada para enfrentar una guerra asimétrica contra actores no estatales internos? ¿La doctrina de inteligencia es la correcta para enfrentar redes y coaliciones terroristas que practican la Guerra de Cuarta Generación? ¿Existe unidad de dirección en la Comunidad de Inteligencia peruana? ¿La mentalidad prevaleciente en la DINI es la de Guerra de Tercera Generación y la consiguiente detección de amenazas convencionales o tradicionales? ¿En la DINI ha operado la transición correspondiente de Guerra de Tercera Generación para luchar contra adversarios que practican la Guerra de Cuarta Generación? Cada quién emita sus propias respuestas y saque sus conclusiones desde el punto de vista de la seguridad, para preguntarnos a su vez: ¿Cómo operan las redes terroristas en el siglo XXI? La respuesta la encontraremos en el siguiente capítulo.

No hay comentarios:

Publicar un comentario